Abuelos, hijos y nietos

Queridos diocesanos:

En el verano, las casas de nuestros pueblos, y mucho más con la crisis económica, se llenan de alegría, de bullicio y de familia, coincidiendo en la casa de los abuelos toda la familia: abuelos, hijos y nietos, para pasar unos días, o al menos las fiestas del pueblo, tres generaciones completas. 

Los abuelos tenéis una rica vida y una experiencia fuerte que enseñar a los nietos y a los padres de estos. Los hijos y los nietos necesitan de la experiencia de vuestras canas y de vuestra vida.

Los abuelos sois personas que habéis vivido con muy pocos medios, pero con una vida muy llena y feliz tanto a nivel humano como cristiano. En todo tiempo los medios económicos han sido y son importantes para vivir, pero estos no son los únicos y los más importantes valores por los que luchar en la vida. Esta merece la pena cuando se cultiva entre todos el amor, el cariño.

Qué orgullosos, queridos nietos, se sienten vuestros abuelos cuando, dando un paseo con vosotros, os cuentan mil historias, que seguro que vosotros ni os las imaginabais, de lo que ellos han pasado para sacar a los hijos adelante, de lo que han luchado en la vida, de lo felices que han sido con muy pocas cosas porque tenían menos necesidades de las que nosotros nos hemos creado y de las cuales no podemos prescindir.
Vosotros, abuelos, sois verdaderos maestros de fe, lo fuisteis para vuestros hijos y lo sois ahora para vuestros nietos. Conocéis la presencia de Dios en vuestras vidas y lo mucho que os ha ayudado y os está ayudando creer en un Dios que os ama. 

Contad a vuestros hijos, una vez más, y a vuestros nietos que sin Dios no se puede vivir, ni tener esperanza. Sobre todo en los momentos de dificultad, que los hay en la vida. Que vuestra fe os ha ayudado y os sigue ayudando en todo momento.

Enseñadles que Dios les quiere mucho más que lo que ellos puedan imaginarse, que a pesar de nuestros fallos, Él nos sigue demostrando su amor en todo momento.

En vuestra casa, seguro que cuando estáis solos, le rezáis al acostaros, a la hora de comer para darle gracias por la comida que os da cada día. No dejéis de hacerlo porque estén vuestros hijos y vuestros nietos delante, ellos necesitan veros rezar y ver que para vosotros Dios es importante y que contáis con Él en todo momento y que Él es vuestra fuerza y ayuda.

Vuestros hijos y nietos son hijos y nietos de esta sociedad que ha marginado a Dios, y se olvida de esos grandes valores humanos y cristianos, que tan preciosamente habéis vivido vosotros. Veis que corren y persiguen aquellos otras cosas que nunca dan la felicidad. 

Decidles que también ellos serán realmente felices, y se sentirán bien de verdad con ellos mismos, si se olvidan un poco de sus intereses, para pensar más en lo que pueden aportar para que los demás puedan ser un poco más felices y se sientan queridos y acompañados en las dificultades.

De lo que sembremos en el corazón de esos pequeños, ahora que son como esponjas que lo absorben todo, va a depender lo que sean ellos de mayores, que construyan una sociedad corrupta y sin valores o sean constructores de una sociedad mejor y un mundo más fraterno.

¿Veis la riqueza de una convivencia de tres generaciones en verano en la casa de los abuelos?

Aprovechad estos días de vacaciones en este verano para quereros de verdad, para demostrar a los otros que son muy importantes para vosotros y que todos: abuelos, padres, hijos y nietos necesitamos amar, pero necesitamos que los demás también nos quieran y, juntos, nos ayudemos a ser de verdad una verdadera familia feliz.

+ Gerardo Listado completo de Cartas