Llegó la Navidad

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    «En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios» (Jn 1, 1). Con estas palabras comienza san Juan su Evangelio y así lo proclamamos en la eucaristía del día de Navidad. Porque, sí, queridos amigos, más allá de las cenas, comidas y regalos, está la verdadera Navidad, en la que los cristianos celebramos que Dios se ha hecho hombre y se nos manifiesta en la fragilidad de un niño. 

    Cada año, al celebrar la Navidad, recordamos que Dios se hace hombre para que el hombre pueda llegar a ser como Dios. Sin embargo, con frecuencia se hacen realidad también aquellas palabras del prólogo del evangelio de san Juan: «Vino a su casa, y los suyos no le recibieron» (Jn 1, 11). Quizá esta realidad pueda aplicarse hoy a nosotros, que tantas veces, llenos de nosotros mismos y de tantas cosas materiales, no somos capaces de acoger a Jesús, que viene a nuestro encuentro para colmarnos de alegría.
     

    Aún estamos a tiempo de valorar lo que realmente es la Navidad. Las fiestas navideñas son para todos nosotros un motivo de inmensa esperanza


    Esta dificultad para hacerle espacio al Señor estaba muy presente en la reflexión del papa Benedicto XVI, cuyas preguntas siguen interpelándonos: «¿Tenemos un espacio para Dios cuando él trata de entrar en nosotros? ¿Tenemos tiempo y espacio para él? Nuestro tiempo ya está completamente ocupado... ¿Tiene Dios realmente un lugar en nuestro pensamiento?». (Homilía 24 de diciembre de 2012). Son interrogantes que nos invitan a examinar nuestro corazón en estos días santos.

    Es cierto que resulta difícil deslindar estas fiestas, tan importantes para nuestra fe, de lo meramente festivo. Sin embargo, aún estamos a tiempo de valorar lo que realmente es la Navidad. Las fiestas navideñas son para todos nosotros un motivo de inmensa esperanza, pues nos muestran de un modo maravilloso el amor de Dios, fundamento de la verdadera y única esperanza.
     

    Os invito a participar en la clausura de este Año Jubilar que nuestra diócesis celebrará el próximo 28 de diciembre, solemnidad de la Sagrada Familia, a las 18:00 h. en la catedral


    Este año estamos celebrando el Año Jubilar de la Esperanza, iniciado el día de Navidad del año 2024, y dedicado a Cristo, nuestra auténtica esperanza. No deja de ser una «coincidencia providencial» que este mismo año celebremos también el 1700 aniversario del Concilio de Nicea, en donde se proclamó lo esencial de la fe cristiana: que Jesucristo es verdaderamente el Hijo de Dios, el portador de esperanza. A lo largo de este Año Santo, cuyo lema es Peregrinos de Esperanza, miles de personas, —también de nuestra Diócesis de Ciudad Real— han podido peregrinar a la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. Por eso, en el marco de esta celebración, os invito a participar en la clausura de este Año Jubilar que nuestra diócesis celebrará el próximo 28 de diciembre, solemnidad de la Sagrada Familia, a las 18:00 horas en la S.I.P.B. Catedral de Santa María del Prado. Será sin duda un momento excepcional para poder dar gracias a Dios por los frutos de este Jubileo. 

    Queridos diocesanos, que María, Madre del Adviento, sea la Madre de la Esperanza que nos lleve a celebrar esta Navidad sabiendo que Jesús nació para salvarnos. Que esta Navidad renueve en nosotros el deseo sincero de ser signos vivos de la esperanza que Cristo trae al mundo y que cada hogar encuentre en este tiempo la paz y la luz que solo el Señor puede dar.

    Feliz Navidad a todos,

    + Abilio

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