Por segundo año celebramos el 10 de octubre la fiesta de nuestro patrono de la diócesis: santo Tomás de Villanueva.
Celebrar la fiesta de cualquier santo significa acercarse a su vida, conocer su mensaje y contemplar las virtudes que dicho santo vivió en grado heroico y por lo cual ha merecido que la Iglesia lo reconozca oficialmente como santo.
Toda esta es la rica significación que tiene para nosotros la celebración hoy de la fiesta de nuestro patrono de la diócesis: santo Tomás de Villanueva.
Son muchas las virtudes que sobresalieron en la vida de santo Tomás de Villanueva, tanto en su vivencia personal de la fe, como cristiano, como en su calidad de arzobispo y pastor de la Iglesia.
Entre las virtudes que sobresalieron en su vida hubo una especialmente en la que él fue un verdadero campeón. Fue su fe en el Señor. Santo Tomás fue un auténtico creyente, un hombre Dios que vivió desde Dios y para Dios.
Desde muy pequeño, y como fruto de la educación recibida de sus padres y, especialmente, como consecuencia de su amor a Jesucristo, pobre y amigo de los pobres y desheredado de la sociedad, tuvo una gran predilección por los pobres, a los que convirtió en unos privilegiados de su amor, de tal manera que dio todo cuanto tenía para auxiliarles y rehabilitares. Un amor sustentado en Cristo, que tuvo por ellos una verdadera predilección, y en el cumplimiento del mandamiento nuevo de Cristo, que Tomás trató de vivir en toda su exigencia.
En los pobres descubrió y miró santo Tomás siempre al Cristo desfigurado, roto, al Cristo que en la persona de los pobres le tendía una mano para que le socorriera y siempre que lo hacía se encontraba con la mano y la persona del mismo Cristo que solicitaba su ayuda.
La fe en Cristo, personalmente vivida como lo más importante de su vida, llevó a santo Tomás a imitar a Cristo pastor de las almas, entregando toda su vida para llevar a Dios a los hombres y traer a los hombres a Dios.
En Cristo descubrió santo Tomás al gran evangelizador, al buen pastor que entrega su vida por sus ovejas, especialmente por las más débiles, enfermas y necesitadas de ayuda y apoyo.
Tomás entrega su vida por llevar el mensaje de Cristo a tantas personas que estaban especialmente necesitadas de conocer a Dios y de encontrarse con Jesucristo.
En los pobres descubrió santo Tomás al Cristo desfigurado
Como buen evangelizador comienza por conocer la situación en la que vive su rebaño, empezando por los clérigos; y de todo el pueblo fiel de aquella archidiócesis de Valencia para la que había sido nombrado obispo, realizando nada más tomar posesión de la misma, una visita pastoral a toda ella.
Por amor a Cristo, el gran modelo y supremo evangelizador, y para responder a las necesidades que ha descubierto que tienen las ovejas del rebaño que se le han encomendado, santo Tomás no va a escatimar entrega ni ardor en su misión evangelizadora de aquella porción del Pueblo de Dios.
Como evangelizador estuvo siempre delante del rebaño, ofreciéndose siempre con su vida, una vida con unos valores fundamentales con los que vivir para imitar a Jesucristo. Estuvo en medio del pueblo para conocer de cerca sus problemas, sus necesidades y para saber cómo ofrecer siempre el mensaje salvador de Cristo, del que él era portador, no solo con su palabra, sino también y, especialmente, con su vida. Estuvo siempre detrás del rebaño, para animar a los rezagados.
Fue, como diría el papa Francisco hoy, un evangelizador que supo salir a las periferias para conocerlas, ofrecer un estilo de vida que creara esperanza en ellos y animar en todo momento a los que se encontraban desanimados y desorientados.
Fue un evangelizador que supo salir a las periferias para conocerlas
Desde su forma de vivir su tarea evangelizadora, santo Tomás se convierte en un verdadero y auténtico modelo de evangelizador.
Él salió a conocer las necesidades de su gente, a llamar y a acoger a todos y anunciarles el mensaje salvador de Cristo. No perdió nunca la esperanza, sino que desde su vivencia sacerdotal, llena de pasión por Cristo y de ardor misionero, para anunciar el mensaje a todos, ayudó a otros a encender en su corazón esta misma pasión por Cristo y su evangelio.
Hemos de conocer de cerca a santo Tomás y todas sus virtudes para ser capaces de imitarle como creyente, como pastor y evangelizador.
+ Gerardo
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