Día de la Iglesia Diocesana

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    Todos los años en el mes de noviembre la Iglesia en España celebra el Día de la Iglesia Diocesana.
    La jornada de la Iglesia diocesana trata de acercar la labor de la Iglesia a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, para que sepan valorar la tarea de la misma.

    El día de la Iglesia Diocesana es una celebración destinada a que los cristianos tomemos conciencia de nuestra pertenencia a ella, a través de su pertenencia a una diócesis y a una parroquia concreta.

    Toda la tarea de la Iglesia y la misión que ha recibido de parte del mismo Cristo es dar a conocer a Jesús y su mensaje a los hombres de todos los lugares y de todos los tiempos, para que conociendo lo amen y conviertan sus vidas según la llamada de dicho mensaje de salvación.

    Con nuestra acción evangelizadora no tratamos sino de hacer partícipes a los que ya tratan de vivir desde Jesús y su mensaje, para que lo vivan mejor, y a los que no lo viven, tal vez porque no lo conocen, que desde el testimonio de nuestra vida como creyentes y desde la alegría que produce la vivencia de la fe en el Señor y su mensaje y el sentirnos amados por Él, los demás se sientan atraídos por dicha experiencia y valores en su vida a Jesús y su mensaje, lo conozcan y lo amen.

    En este mundo lleno de heridas y laceraciones, la verdad suprema que está necesitando el ser humano actual es que conozca y viva en su vida esta verdad: «Dios te ama»

    En este mundo lleno de heridas y laceraciones, la verdad suprema que está necesitando el ser humano actual, aunque no lo reconozca, es que conozca y viva en su vida esta verdad: «Dios te ama». Y que, desde tal realidad, encuentre cura a sus heridas, se convierta y se esfuerce por introducir a Dios y los valores del Evangelio en su vida, porque solo así su vida estará llena de esperanza y la paz, sabiendo que su vida está en las mejores manos, las de Dios.

    La Iglesia cuenta con todos y cada uno de los que la formamos y somos miembros de ella como bautizados que somos: sacerdotes, religiosos y laicos, para llevar el mensaje salvador de Cristo al corazón del mundo actual.

    Todos somos corresponsables de la fe de los demás y debemos colaborar en hacer realidad la misión que Cristo dio a toda la Iglesia en la persona de los apóstoles: «Id por el mundo entero y predicad el evangelio» (Mt 28, 19), con nuestra palabra, pero especialmente con nuestro testimonio de vida.

    La evangelización, como dice Benedicto XVI, «no es tarea de unos pocos especialistas, es misión y tarea de todos y cada uno de los bautizados que se deben sentir corresponsables de la misma y de que el mensaje salvador del amor de Dios, llegue a todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo», para que sintiéndose amados por Él, cambien sus vidas, le acepten en su historia y vivan desde los valores que él les ofrece y les pide.

    Apoyemos a la Iglesia con nuestros donativos y con nuestro compromiso de vida, con la entrega de nuestro tiempo a la tarea evangelizadora

    La Iglesia, la diócesis y las parroquias, para llevar adelante sus proyectos evangelizadores y cumplir con la misión que le ha confiado su fundador, necesita de medios materiales, necesita de medios humanos, agentes bien formados: sacerdotes, catequistas, etc., para poder transmitir el contenido de la fe con fidelidad y adecuado a los medios actuales, con los que llegar al hombre de hoy.

    Apoyemos a la Iglesia con nuestros donativos y con nuestro compromiso de vida, con la entrega de nuestro tiempo a la tarea evangelizadora, con el desarrollo, cada uno, de su propio carisma y de su propia vocación. La Iglesia con el compromiso y la entrega de todos y cada uno de los que la formamos dispondrá de los medios necesarios para seguir siendo la portadora del mensaje del amor de Dios para todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo, y que ellos puedan sentirse llamados a llevar este mismo mensaje del amor de Dios al corazón de esta sociedad y de este mundo y de cada uno de los que lo formamos.

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