El Jubileo de la esperanza (I)

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    El año 2025 va a estar marcado con un acontecimiento eclesial importante, el Jubileo romano que hemos de vivir en toda la Iglesia como un acontecimiento realmente importante, en el cual se nos van a hacer distintas llamadas que nos piden unas respuestas igualmente importantes para nuestra vida cristiana.

    Con el título Peregrinos de esperanza, el Papa anunció la celebración del Jubileo del año 2025 como jubileo ordinario para toda la Iglesia, que se celebra en la misma cada veinticinco años.

    Es mi intención, durante unas cuantas semanas, dar a conocer a través de este medio Con Vosotros, a todos los diocesanos, lo que son los jubileos en la Iglesia y su significado realmente importante para la renovación de nuestra vida cristiana.

    El jubileo de este año 2025, con ese título que le da el papa Francisco, Jubileo de la esperanza, en el que nosotros somos «peregrinos de esperanza», quiere ser un acontecimiento muy importante, significa una llamada a toda la Iglesia y a cada uno de los creyentes en Cristo a vivir el año 2025 como un año de gracia, en el que todos tendremos la oportunidad de renovar nuestra fe.

    Con este motivo, también podremos reavivar nuestra esperanza, renovando y reavivando nuestro ánimo, tan importante para la evangelización en este momento histórico en el que el mundo, la Iglesia, y cada uno de nosotros, sentimos la necesidad de esta esperanza para vivir nuestra identidad cristiana, nuestra realidad de seguidores de Cristo y nuestra condición de agentes de evangelización, con ilusión y alegría.

    Los jubileos, llamados también años santos, existen en la Iglesia desde el año 1300, cuando el papa Bonifacio VIII convocó el primer jubileo con la intención de que se repitiera cada cien años. El papa Martín V lo redujo a 33 años, en recuerdo de la edad de Cristo. El papa Paulo II los redujo a veinticinco años, con la intención de que cada generación pudiera participar en, al menos, un jubileo en la vida y pudiera obtener el perdón de todos los pecados, lucrándose de la indulgencia plenaria. Estos son los jubileos ordinario que se repiten cada veinticinco años.

    El último jubileo ordinario fue con san Juan Pablo II, que convocó el gran jubileo del año 2000.

    En 2015, el papa Francisco convocó el Jubileo extraordinario de la misericordia, pues los papas pueden convocar jubileos extraordinarios cuando lo crean necesario.

    Todos tendremos la oportunidad de renovar nuestra fe

    El jubileo del año 2025 entra, por tanto, dentro de los jubileos ordinarios que se proclaman y celebran cada veinticinco años.

    El jubileo del año 2025 incluye la apertura de la puerta santa de la basílica de San Pedro y, como es tradicional, los peregrinos que atraviesen esa puerta en 2025 se lucrarán de la indulgencia plenaria, siempre que cumplan las debidas condiciones, que son las siguientes:

    — El arrepentimiento de los pecados y la recepción del sacramento del perdón.
    — La recepción de la comunión eucarística.
    — Oración por las intenciones del Papa.
    — Realización de una acción de caridad o de piedad.
    — Peregrinación a la basílica de San Pedro o a otras Iglesias y lugares a las que el Papa autorice.

    El jubileo significa una llamada a toda la Iglesia a vivir el año 2025 como un año de gracia

    «Atravesar la puerta Santa no es algo mágico, sino que significa redescubrir la misericordia de Dios Padre, que acoge a todos y sale al encuentro de cada uno. Él es quien nos busca, quien viene a nuestro encuentro».
    Para las diócesis distintas de Roma se pueden obtener (lucrarse es la palabra) las gracias del jubileo acudiendo a Roma en peregrinación y cumpliendo las condiciones establecidas, o acudir a uno de los lugares que el Papa ha autorizado a cada obispo a establecer en su diócesis, y en los que se pueda ganar la indulgencia, yendo en peregrinación a ellos y cumpliendo igualmente las condiciones anteriormente citadas. En el próximo número que dedique a seguir con el segundo capítulo sobre el Jubileo 2025 pondré, para que todos puedan conocer los lugares jubilares que he establecido en nuestra diócesis, así como las fechas en las que habrá misa jubilar en cada uno de ellos.

    Hasta el próximo capítulo, el II, en el que seguiremos profundizando en el significado y en los porqués de un «jubileo de la esperanza», la importancia y necesidad de este.

    + Gerardo
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