Nuestra Iglesia diocesana

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    Como cada año, en noviembre celebramos la jornada  de la Iglesia diocesana. En este año 2024 la celebramos en este domingo 10 de noviembre.

    La jornada dedicada a la Iglesia diocesana es una celebración que nos ayuda a tomar conciencia de lo que es nuestra Iglesia y lo que somos nosotros como miembros de ella, así como la misión que debemos desarrollar para ser miembros activos y vivos de la misma y cuál es nuestra tarea concreta según la vocación desde la que estemos viviendo nuestra identidad cristiana.

    La misión que Cristo encargó a la Iglesia entera es la evangelización del mundo, es decir, hacer presente a Cristo y su mensaje en todos los hombres y mujeres de todos los tiempos, lo cual quiere decir que la Iglesia nace para evangelizar, por medio de la vivencia de la fe y la transmisión de la misma a los demás desde las distintas vocaciones que configuran la Iglesia entera, con nuestra palabra y con nuestro testimonio de vida.

    Todos cuantos formamos parte de la Iglesia estamos llamados y enviados a evangelizar desde nuestra propia vocación específica, desde la vivencia de nuestra vocación personal y concreta, de tal manera que cada uno desde su propia vocación debe sentirse implicado en ser portador y agente de evangelización llevando el mensaje salvador al corazón del mundo de todos los tiempos.

    Es importante que nos preguntemos por nuestra vocación personal y específica dentro de la Iglesia

    La jornada de la Iglesia diocesana tiene como finalidad ayudar a todos a despertar a esta responsabilidad que cada uno tenemos dentro de la Iglesia y que debemos hacer realidad en la vocación en la que estamos viviendo nuestra vida cristiana.

    Nuestra participación en la misión de la Iglesia no solo debe ser a través de la colaboración económica, que también, porque la Iglesia la hemos de sostener entre todos y con la aportación de todos, pero la participación  en la misión de la Iglesia de cada cristiano debe ser también y principalmente a través de la vivencia y el compromiso evangelizador, hecho realidad desde nuestra propia vocación, —como sacerdote, religioso, laicos, padre o madre de familia, joven entre los jóvenes, etc.— en cuya vivencia debemos cumplir nuestro compromiso evangelizador y la responsabilidad que tenemos de ser evangelizadores. Esta entrega y colaboración evangelizadora estamos llamados a vivirla cada uno desde su vocación específica, a la que a cada uno siente que Dios lo ha llamado y lo llama.

    Por eso es tan importante que nos preguntemos por nuestra vocación personal y específica dentro de la Iglesia, lo mismo que lo que esta vocación nos pide, y respondamos con generosidad y autenticidad a ella.
    Igualmente, hemos de preguntarnos por las vocaciones que más faltan en la Iglesia en el momento actual para hacer lo que esté en manos de cada uno para promover las mismas y ayudar y apoyar a quienes el Señor pueda llamar a las mismas para que, desde ellas, contribuyamos a que se cumpla la misión que el Señor ha encomendado a la Iglesia entera.

    Todos somos y debemos sentirnos corresponsables de la misión evangelizadora de la Iglesia

    Todos somos y debemos sentirnos  corresponsables de la misión evangelizadora de la Iglesia, y todos cumpliremos con nuestra corresponsabilidad de que la Iglesia cumpla su misión en la medida de que, cada uno como bautizados, aportamos lo mejor de nosotros mismos, desde la vivencia de nuestra vocación específica.

    Celebrar el día de la Iglesia diocesana debe llevarnos a rezar por todas las vocaciones y sentir en nuestro corazón la llamada que el Señor nos hace a responder, desde la fe, a nuestra propia vocación, cada uno a la suya, porque en la medida en que cada uno vive su vocación con generosidad y entrega auténtica está haciendo presente y comunicando el mensaje salvador de Cristo a los demás.

    La vivencia generosa de la vocación desde la fe nos llevará a compartir nuestra vida entera y la misión evangelizadora de la Iglesia. Así estaremos sosteniendo a la Iglesia, no solo en sus necesidades materiales, sino, sobre todo, en lo que es más importante: en el cumplimiento de su misión evangelizadora.

    ¡Feliz jornada de la Iglesia diocesana!

    + Gerardo
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