El Adviento es el tiempo de preparación para la llegada del Señor. Nuestro Adviento de 2020 debe consistir en preparar la llegada del Señor a nuestros corazones y nuestra vida, dejar entrar al Señor en nosotros y en nuestra vida para que nos trasforme y nos prepare para recibirle cuando Él nos llame a rendirle cuentas de lo que hemos hecho y vivido en nuestra vida aquí en la tierra.
Es este un Adviento en el que vivimos en medio de esta pandemia que asedia la humanidad entera, en la que muchos son contagiados del SARS-CoV-2 y lo superan y otros sufren mucho los efectos del mismo y les causa la muerte. Muchas familias lloran a sus seres queridos y sufren cada día el dolor de la enfermedad suya o de los más próximos.
Es un Adviento que llama con especial énfasis en la vida de cada uno de nosotros a preparar nuestra vida, porque el Señor puede llamarnos en cualquier momento a encontrarnos con Él y rendirle cuentas de nuestra vida.
Cristo nació hace 2020 años, pero quiere nacer en cada uno hoy para ofrecernos a todos la salvación, para que vivamos, sea lo que sea nuestra vida en esta tierra, con verdadera esperanza de que el Señor es nuestro salvador, que Él nos da fuerza y esperanza para vivir nuestra vida como una oportunidad, que tenemos que vivirla según su estilo, encarnando en nosotros el estilo de vida de Jesús, siendo en medio de nuestro mundo misioneros de la misericordia, del amor y de la paz, de la esperanza, siendo testigos suyos en medio de este mundo y esta sociedad que, tantas veces, y en la que tantas personas prescinden de Él y viven al margen de la salvación que él nos ofrece para que encontremos sentido a nuestra vida, e incluso a nuestra muerte.
El Señor, en este tiempo de pandemia, de miedos y de desánimos, quiere que sintamos su presencia en nuestra vida
Preparar los caminos del Señor es quitar todos los obstáculos que podamos tener en nuestra vida y que impidan o dificulten que Cristo y su salvación se hagan realidad en nosotros. Se trata de allanar todo cuanto dificulte en nosotros la acogida al Señor porque nos falta algo importante en nuestra vida que nos prepare a aceptarle a Él y su salvación, o nos sobran actitudes negativas personales que nos lo impiden.
El Adviento es tiempo de conversión, de identificación nuestra con Cristo, asumiendo y viviendo cuanto Él nos pide para ser buenos seguidores suyos y que otros, a través de nuestro testimonio, puedan seguirle también y ser, a su vez, testimonio que ayude a otros a recibir también a Cristo y ser sus discípulos.
El Señor, en este tiempo de pandemia, de miedos y de desánimos, quiere que sintamos su presencia en nuestra vida, sintiendo su interés por nosotros, y haciendo renacer la esperanza de que el Señor camina a nuestro lado y quiere que le dejemos que nos acompañe, ayudándonos a encontrar sentido y esperanza a nuestra vida de cada día, a nuestras luchas y a nuestras flaquezas.
Preparar los caminos del Señor en este Adviento nos hace descubrir y vivir lo vulnerables que somos, cuánto necesitamos que el Señor venga a nosotros y que nosotros le dejemos entrar en nuestra vida.
Preparar los caminos del Señor es quitar todos los obstáculos que podamos tener en nuestra vida
Preparar los caminos del Señor, es aceptarle a Él en nuestra vida y en nuestra forma de vivir, es quitar todo lo que nos sobra de pecado y de separación de Dios y de los hermanos y poner todo cuanto nos falta de amor a Él y a los hermanos. Así nos estaremos preparando para su última venida, para que el día que nos llame, nos encuentre con las velas de la fe y de la esperanza bien encendidas y con las alforjas de nuestra vida cargadas de buenas obras.
Vivamos este Adviento llenos de fe y de esperanza en el Señor, porque, como a aquellos discípulos de Emaús, nos acompaña y quiere explicarnos el camino de la salvación, porque Él es «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14, 6). Él es «la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8, 12-13).
+ Gerardo
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