La fe y las vacaciones

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    El comienzo de las vacaciones es un momento muy propicio para hablaros de ellas como un tiempo de vivencia y de planteamiento serio de la fe.

    Las vacaciones son un tiempo muy propicio para ser testigos de nuestra fe, especialmente en nuestra familia y con nuestra familia.

    En las vacaciones tenemos todo el tiempo del mundo para nosotros, y para los que queremos, para nuestra familia. En ellas celebramos toda una serie de reuniones y fiestas familiares en las que nos juntamos toda la familia: abuelos, padres, hijos, nietos e incluso varias generaciones.

    La vivencia cristiana es una de las vivencias más fuertes e importantes que el ser humano tiene en su vida. La fe, para quien la vive de verdad, es la respuesta más profunda a los interrogantes más profundos del hombre. Cada uno tiene su propia experiencia de lo mucho que le ha servido la fe en el Señor, porque en los momentos difíciles de la vida ha encontrado sentido a los mismos en la fe, o de lo poco que significa y ha significado Dios para él o para ella. Cada uno tiene su propia historia creyente en el Señor y el significado de la misma en cada momento.

    Si en esas largas sobremesas del verano en la casa de los padres o de los abuelos salen todos los temas que nos importan; el tema de Dios, el tema de la fe, debería ser uno de los temas que salen, incluso para debatir sobre él en nuestras conversaciones diarias.

    Por desgracia, siendo una familia que nos llamamos y nos tenemos por familia cristiana, sin embargo el tema de Dios es el gran ausente de nuestras conversaciones. Nos produce una cierta vergüenza cuando tenemos que expresarnos sobre nuestra fe, porque no sé si estamos del todo convencidos de que Dios debe ser para nosotros alguien importante y sin el cual no podemos vivir.

    Cuando en ambientes creyentes oímos a determinadas personas hablar de su fe, una de las cosas que nos llaman más la atención a todos cuantos asistimos son los testimonios que nos dan de su vida como creyentes; la naturalidad con la que hablan de Dios; la espontaneidad con la que expresaban lo que el paso de Dios por su vida ha significado y lo que está significando.

    Junto al testimonio que esas personas nos dan, a la vez se está denunciando la realidad de la vivencia cobarde de la fe por parte de muchos cristianos hoy. Muchos cristianos actuales nos comportamos como cristianos acomplejados, que tenemos complejo ante los demás de creer en el Señor,  de practicar y que Dios sea importante para nosotros.

    Desde el testimonio de esas personas que viven su fe y se les ve alegres y dichosos y desde nuestra personal cobardía para vivir y manifestar nuestra fe, nos sentimos interpelados a ser valientes y confesar a Cristo que nos ama a todos y es el único que puede llenar y llena de verdad nuestra vida.

    Este era el rico mensaje que nos dejan los testimonios de tantas personas que están viviendo de verdad su fe y sienten lo mucho que su fe les ayuda. Ellos se sienten, de verdad, satisfechos de haberse encontrado con Jesús; encuentro que se había producido  gracias a otras personas, a determinados acontecimientos que había habido y habían vivido en su vida; por los cuales han entendido que debían vivir y ser testigos de su fe sin complejos y confesando ante los demás, valientemente, lo que Dios y la fe habían significado y estaban significando para ellos, convencidos de que podían hacer mucho bien a otras personas.

    Que estas vacaciones nos sirvan para ver y revisar el puesto que Dios ocupa en nuestra vida, en nuestra familia porque, tal vez, estemos necesitando dejar entrar a Dios en nuestra vida y en nuestra familia y no cerrarnos en nuestros egoísmos materialistas que no nos dejan ver el horizonte de lo que Dios nos puede ayudar.

    Dejemos que el tema de Dios entre en nuestras preocupaciones personales y familiares, en nuestras conversaciones, e incluso en nuestros debates familiares. Será un signo de que Dios y la fe nos interesan si frecuentemente lo sacamos en nuestras tertulias familiares. Cuando de algo nunca se habla es que no interesa y cuando se habla mucho de un tema es que ese tema nos preocupa y tenemos puesto nuestro interés en él.

    + Gerardo

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