Después de todas las fiestas en honor de Cristo, la Iglesia celebra como colofón de todas ellas la solemnidad de Jesucristo, rey del universo.
Cristo quiere reinar en el corazón de cada hombre por medio de su amor, porque el reinado de cristo no es un reinado de poder, sino de amor. Toda su vida no es sino la manifestación del amor que Dios tiene al hombre.
La gran novedad de la revelación de Cristo es precisamente esta: comunicar a cada ser humano la gran noticia del amor de Dios. Dios te ama y se interesa por ti.
La nueva evangelización que estamos llevando a cabo en este momento histórico de la Iglesia no consiste en otra cosa que hacer resonar en los oídos y en el corazón del hombre actual el anuncio de la verdad del amor de Dios al ser humano.
El hombre de nuestro tiempo, lleno de laceraciones y de heridas — la pobreza, la enfermedad, la guerra, el paro, las drogas, las tragedias dolorosas vividas por parejas separadas, el sufrimiento de los hijos de padres separados, etc.—, está necesitando sentir muy dentro de él esta verdad fundamental: Dios te ama y se preocupa de ti.
Los creyentes estamos llamados a encarnar los valores del reinado de Cristo en nosotros a través de una vida de seguimiento auténtico de Jesús
Esta fue la verdad que cambió el corazón de san Pablo y lo convirtió de perseguidor a evangelizador. «Me amó y se entregó por mí» (Gal 2, 20). La comprensión y la vivencia del amor de Dios es lo que lo impulsa a comunicar su experiencia de encuentro con el Señor, de tal manera que se identifica con él: «Ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí» (Gal 2, 20-21), y por eso no puede menos que anunciar el evangelio (1Cor 9, 17).
Hoy nos encontramos en nuestra sociedad a tantas personas a quien el reinado de Cristo les resbala, no les dice nada. El único reinado que ellos reconocen y quieren es el del dinero en sus vidas para quedar al final insatisfechos y tristes.
Los creyentes estamos llamados a encarnar los valores del reinado de Cristo en nosotros a través de una vida de seguimiento auténtico de Jesús. Cristo será nuestro rey si nosotros lo honramos como tal en nuestra vida, viviendo desde los criterios y los valores del Reino de Dios, viviendo desde la verdad, la justicia, la santidad, el amor y la paz. Si encarnamos en nosotros el estilo de vida de Cristo, Él estará siendo nuestro rey. Y si ayudamos con nuestra palabra y nuestro testimonio a que otros abran su corazón a Cristo y su mensaje, estaremos trabajando y cumpliendo nuestra misión como cristianos en el reino de Cristo, será la prueba de que el Reino de Dios ha llegado a nosotros.
Cuando nosotros, los creyentes en Jesús, con nuestro testimonio de vida, suscitemos la fe en los demás, nos preocupemos de que los demás la acepten en sus vidas y acerquemos a Dios a los hombres y a los hombres a Dios, entonces podemos decir que el Reino de Dios está en medio de nosotros.
Cristo quiere seguir reinando en el corazón de todos los hombres y mujeres, niños, jóvenes y ancianos de nuestra sociedad actual
Cristo quiere seguir reinando en el corazón de todos los hombres y mujeres, niños, jóvenes y ancianos de nuestra sociedad actual. Quiere reinar en la vida de los que lo reconocen como Dios y tratan de ser fieles a las exigencias de su fe; en los que un día lo tuvieron como rey de sus vidas pero hoy, por desgracia, viven desde otros valores distintos e incluso contrarios a los del reino de Cristo. Quiere reinar en todos porque por todos y por la salvación de todos entregó su vida en la cruz, para que todos pudiéramos entrar a formar parte de su reino.
Dejemos que Cristo reine en nuestros corazones y en nuestra vida, ajustando nuestra manera de vivir a lo que Él nos pida. Anunciemos el reino a los demás a través de nuestro testimonio de una vida cristiana vivida en toda su exigencia.
+ Gerardo
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