Aún no hemos terminado nuestro tiempo de vacaciones, pero estamos ya a pocos días de comenzar un nuevo curso en los colegios y también en nuestro Seminario Menor.
Nos preocupa, y mucho, los pocos alumnos con los que vamos a contar en el Seminario Menor para este curso. Debido a ello nuestros alumnos del Seminario Menor van a hacer sus estudios en el instituto donde ya iban los cursos de bachillerato.
Por las tardes, en el Seminario, recibirán los adolescentes y jóvenes la formación humana, cristiana y vocacional que normalmente reciben y han recibido nuestros alumnos del Seminario Menor, de tal manera que la formación integral será para ellos una formación auténticamente completa: formación humana y cristiana de calidad.
Desde este medio quiero hacer una llamada especial a los padres que tienen hijos en estas edades de cursar ESO y bachillerato a que se animen a inscribirlos en el Seminario Menor porque la calidad de la formación humana y cristiana lo distinguen de todos los demás centros educativos.
Los alumnos del Seminario Menor recibirán una especial formación en aspectos fundamentales que no se encuentran en otros centros de enseñanza: una formación humana, que completará lo que reciben en el centro de estudios y que les va a ayudar a lograr ser un día personas maduras, que sepan usar con responsabilidad la libertad que se van a encontrar en la vida.
La convivencia diaria con los compañeros ayudará al adolescente y al joven a cultivar y crecer en las cualidades y las virtudes humanas, aprendiendo a convivir y a compartir con los demás, a sentirse estimulados, a ser buenas personas y a lograr ser personas auténticamente maduras.
Todos tenemos una responsabilidad en la
animación de esos adolescentes y jóvenes
En el seminario encontrarán una gran ayuda para valorar y vivir su vida espiritual y su crecimiento en la fe, alimentados por el encuentro diario con el Señor en la Palabra, en la oración y en la eucaristía. Toda esta vivencia religiosa les ayudará, poco a poco, a lograr en ellos una verdadera maduración cristiana y a tener a Dios como alguien importante en su vida.
El Seminario Menor, además, ayuda a los chicos a hacer un discernimiento vocacional serio, sin presión alguna y con total libertad, ofreciéndoles los elementos necesarios para hacer ese planteamiento y discernimiento vocacional, de tal manera que cada uno de ellos pueda ir viendo el camino por el que Dios le puede estar llamando y, lo que vea, pueda seguirlo con toda la generosidad y libertad.
Desde aquí os pido a todos: padres, sacerdotes, seminaristas mayores que estáis viviendo llenos de alegría la vida del Seminario y comunidad cristiana, que cumplamos con la misión que nos corresponde a cada uno, desde nuestra propia relación de padres, sacerdotes, amigos, con los adolescentes y jóvenes.
Todos tenemos una responsabilidad en la animación de esos adolescentes y jóvenes para que vengan al seminario y aprovechen todas estas oportunidades que este les brinda.
En cuanto a vosotros, jóvenes,
no tengáis miedo. Si buscáis algo
más que llene más plenamente
vuestra vida y vuestro corazón, ¡venid!
Que todos los diocesanos, que valoramos la fe y mensaje de Jesús, escuchemos en nuestro corazón aquellas palabras suyas a los apóstoles: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies» (Lc 10, 1). Que todos nos sintamos llamados a rezar por los adolescentes y jóvenes para que logren ser de verdad esas personas maduras que necesita la sociedad hoy y siempre; que sean unos auténticos creyentes, que sepan que Dios está pendiente de ellos, que se planteen con seriedad cuál puede ser el camino por el que Dios los puede estar llamando y que, sea la vocación que sea por donde Dios los llame, que sientan siempre la ayuda de los formadores y de todos nosotros para responder con libertad y responsabilidad.
En cuanto a vosotros, jóvenes, no tengáis miedo. Si buscáis algo más que llene más plenamente vuestra vida y vuestro corazón, ¡venid!, el Seminario tiene las puertas abiertas para vosotros y en él recibiréis una buena formación humana, espiritual y de vuestro discernimiento vocacional.
+ Gerardo Melgar Viciosa
Obispo Prior de Ciudad Real
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