Queridos amigos:
Estamos ya de lleno en la puesta en marcha de las distintas actividades del nuevo curso pastoral. Este va a ser un curso nuevo, lleno de incertidumbres y de dudas, pero no por eso tiene que ser un curso sin frutos o que nos paralicemos en el compromiso pastoral, aunque tengamos que ensayar nuevos modos de realizar las actividades que en otros cursos realizábamos de otras formas. Este curso, dada la situación de la pandemia de la COVID-19, tenemos que replantear las actividades de otra manera.
Sin olvidar nunca el estilo evangelizador y misionero que venimos queriendo imprimir a lo largo de los cursos anteriores a nuestra acción pastoral en nuestra Diócesis de Ciudad Real, sino teniéndolo muy en cuenta, presente siempre y siguiendo trabajando en ello; intentando dar pasos hacia adelante en el trabajo conjunto de los sacerdotes de un mismo arciprestazgo y unidad pastoral; siguiendo en la tarea de dar prioridad a la pastoral familiar y al trabajo con la familia como campo importante y urgente a evangelizar; siguiendo con la formación y la espiritualidad de los agentes seglares y los miembros de las hermandades; estudiando y conociendo las conclusiones del Congreso de Laicos; considero muy importante y necesario para este nuevo curso, hacer especial hincapié y dar una especial prioridad a:
La creatividad pastoral es una de las notas más importantes que debe tener nuestro trabajo evangelizador. No vamos a poder hacer lo de siempre ni como siempre, sino que tendremos que insertar en nuestra evangelización los nuevos instrumentos
A. Al cultivo de nuestra identidad cristiana y laical en los laicos, cristiana y sacerdotal en los sacerdotes, y cristiana y de personas consagradas en los religiosos.
B. Que tanto los sacerdotes, como los laicos, como las personas consagradas seamos verdaderos agentes y promotores de las vocaciones sacerdotales en las familias y en las comunidades cristianas, dada la situación de necesidad de las mismas y la importancia que tienen para el progreso de todos en la vivencia de nuestra fe.
Es mi intención poder dedicar este curso a dar un impulso especial al Seminario, y por lo mismo, a la promoción desde nuestra acción pastoral, a las vocaciones sacerdotales por parte de todos lo que integramos las comunidades cristianas: sacerdotes, religiosos y laicos.
La situación real de nuestro Seminario empieza a ser una situación preocupante, si además de rezar mucho, siguiendo las palabras de Cristo, «rogad al Dueño de la mies, que envíe obreros a su mies» (Mt 9, 38), no ponemos todo nuestro interés y esfuerzo por cultivar y animar las vocaciones sacerdotales en niños, jóvenes y adultos de nuestras familias y comunidades cristianas.
Todos cuantos formamos las distintas comunidades y la Diócesis: sacerdotes, religiosos, laicos, padres cristianos de familia, catequistas, delegaciones diocesanas y de toda la Diócesis, debemos poner un esfuerzo prioritario para trabajar el tema de la promoción vocacional en general y de la promoción de las vocaciones específicamente sacerdotales; ofertando a los jóvenes directa y explícitamente la vocación sacerdotal como un camino de realización personal y de respuesta al Señor que sigue llamando.
¡Ánimo a todos! Nuestro pueblo cristiano necesita en esta situación, tal vez más que en otros momentos, tomar conciencia de que Dios sigue en medio de nosotros
Es urgente que todos los agentes de evangelización, que somos todos los bautizados, y especialmente los catequistas, padres cristianos, movimientos apostólicos y delegaciones, promovamos las vocaciones sacerdotales; que hagamos la propuesta vocacional explicita a algunos jóvenes y jóvenes adultos de nuestras comunidades que consideremos que pueden plantearse y responder por dicho camino. Nunca podemos tener la actitud de ir con el «no» de antemano y por delante, y no atrevernos a hacer explícitamente la propuesta vocacional.
Hemos de rezar y mucho al «dueño de la mies para que envíe obreros a su mies» (Mt 9, 38), pero al mismo tiempo, debemos trabajar todos en dicha tarea, porque Dios llama a través nuestro.
Como dice el refrán castellano: «A Dios rogando y con el mazo dando».
+ Gerardo
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