Cáritas renueva prioridades y fortalece su misión

Cáritas Diocesana de Ciudad Real ha celebrado este sábado 15 de noviembre su XI Asamblea Diocesana, un encuentro que ha reunido en el Seminario Diocesano a alrededor de 150 personas llegadas de las Cáritas parroquiales, interparroquiales y de los servicios generales. La jornada, desarrollada en vísperas de la Jornada Mundial de los Pobres, ha estado marcada por la llamada a «renovarnos para servir mejor», revisando el camino recorrido desde la última asamblea y discerniendo las líneas de trabajo prioritarias para los próximos años.

Se han sometido a votación tres propuestas clave que han sido aprobadas por mayoría: modificación de estatutos para adaptarlos a la nueva realidad; celebración anual de la Asamblea Diocesana para mejorar la información y participación, e implementar los planes estratégicos que trabajen la sostenibilidad, la organización y la comunicación.

La mañana comenzó en la capilla mayor del Seminario con la eucaristía presidida por el obispo, don Abilio Martínez Varea, quien recordó que la caridad es una dimensión constitutiva de la Iglesia y que toda acción de Cáritas brota de la esperanza cristiana. Tomando como referencia el lema de la Jornada Mundial de los Pobres y el Año Jubilar de la Esperanza, afirmó: «Tú, Señor, eres mi esperanza», un versículo del salmo que —dijo— «centra muy bien la tarea y el trabajo de lo que debe ser la caridad en la Iglesia».

«Los pobres no son solo quienes tienen necesidades materiales»

En la homilía de la misa, con la que comenzó el encuentro, don Abilio profundizó en las palabras del papa León recogidas en el mensaje para la Jornada Mundial de los Pobres. Explicó que la pobreza no se reduce a la carencia material: «Pobre es aquel que se siente necesitado… y a lo mejor no hay mayor pobreza —dice el Papa León— que no haber oído hablar nunca de Dios». Por ello, recordó que Cáritas no solo distribuye ayudas, sino que anuncia el evangelio, ofreciendo a cada persona «ser tratada como auténtica persona», no como «objeto de nuestra caridad», sino como «sujeto y hermano».

El obispo subrayó también la unidad entre las virtudes teologales y el dinamismo que generan en la vida cristiana: «La esperanza se fundamenta en la fe y la esperanza se nutre de la caridad». Insistió en que no se puede afirmar que se ama a Dios sin ejercer la caridad, ni que se posee caridad sin fe y esperanza.

Refiriéndose a las lecturas proclamadas en la misa, advirtió del riesgo de «quedarse solo en lo estético», como quienes admiraban la belleza del templo sin mirar la realidad de los pobres: «Tenemos el peligro de pensar que los pobres lo son porque se lo merecen… y no es así. Hay que desterrar de nosotros esa actitud de pensar que somos los mejores».

También recordó la enseñanza de san Pablo a los Tesalonicenses sobre la importancia del trabajo y la responsabilidad, aplicándola directamente a la asamblea de Cáritas: «Una invitación a trabajar en esta Asamblea Diocesana de Cáritas […] y a marcar el rumbo de nuestra Cáritas diocesana para que, además de ser una Cáritas afectiva, sea también una Cáritas efectiva, viable y sostenible».

Pidió finalmente la luz del Espíritu Santo para el discernimiento conjunto: «Un rey que significa amar a los pobres, amar a los necesitados», refiriéndose ya al próximo domingo, cuando celebraremos la festividad de Jesucristo, Rey del Universo.

Olmedo: participación amplia y revisión del trabajo 2022-2024
 
Tras la misa, los participantes se reunieron en el salón de actos del Seminario para dar comienzo a la asamblea. La secretaria general de Cáritas Diocesana, María Dolores Olmedo, destacó la amplia representación de toda la provincia: «Nos congrega hoy en el seminario una participación en torno a las 150 personas representantes de todas las Cáritas parroquiales e interparroquiales de nuestra diócesis».

Explicó que la jornada incluye la presentación del informe de gestión 2022-2024, la revisión de las prioridades aprobadas en la asamblea anterior y la puesta en común de las nuevas propuestas para el próximo periodo. «Posteriormente, la directora diocesana nos contará cuáles han sido las prioridades trabajadas… Se presentarán las propuestas que se van a seguir trabajando en los próximos años, se debatirán y se procederá a su votación», señaló.

Aranguren: «Caminar juntos para ofrecer esperanza a los más desfavorecidos»

Por su parte, la directora de Cáritas Diocesana, Conchi Aranguren, enmarcó la Asamblea en el contexto de la Jornada Mundial de los Pobres: «Hoy, víspera de la Jornada Mundial de los Pobres, Cáritas Diocesana se reúne en su asamblea como órgano de gobierno máximo para ver, discernir y proponer cómo vamos a continuar atendiendo a los más desfavorecidos desde el evangelio, desde la eucaristía».

Subrayó la importancia del trabajo conjunto: «En ese sentir de caminar juntos… para esta misión que nos encomienda la Iglesia de atender a estas personas que no han tenido la suerte que nosotros», mencionando entre ellas a personas migrantes, personas con adicciones y familias con necesidades.

Aranguren recordó que la Asamblea Diocesana es el lugar donde se toman las decisiones estratégicas de los próximos años. Para esta edición, explicó, el foco estará especialmente en la estructura interna de Cáritas, buscando una mejor organización, mejor sostenibilidad y mejor comunicación: «Tenemos que comunicar lo que hacemos, lo que somos como Iglesia caritativa, como Iglesia evangelizadora y ofrecer la esperanza a los más desfavorecidos», dijo.

El obispo: «Cáritas no es algo colgado de la diócesis: es la Iglesia misma»

En sus palabras de apertura de la asamblea tras la misa, el obispo agradeció la presencia de todos los participantes —voluntarios, equipos directivos, trabajadores y responsables diocesanos— y recordó que Cáritas es un pilar esencial de la vida de la Iglesia: «Cuando hablemos de Cáritas, no hablemos como de una institución que pareciera colgada de la diócesis, sino que es la misma Iglesia».

Utilizó una imagen expresiva para explicar la acción caritativa: «La Iglesia tiene dos manos para acariciar a los pobres: una es Manos Unidas y la otra mano es Cáritas». Subrayó que esta misión corresponde a todos los cristianos, más allá de estructuras y organismos: «Que haya una Cáritas diocesana o parroquial no nos exime como cristianos de ejercer la caridad».

Retomó también la importancia de la mirada cristiana hacia los pobres, evocando al papa Francisco: «Hay que mirar a los ojos a los pobres, no son objeto de nuestra acción, sino hijos de Dios».

De cara al trabajo de la asamblea, invitó a un discernimiento realista y comprometido: «El amor es infinito, pero las posibilidades que tenemos nosotros como personas son finitas. Por eso hay que ir tomando opciones y haciendo propuestas para servir de la mejor forma».

Finalmente, Mons. Abilio Martínez Varea deseó que las decisiones aprobadas no queden solo en papel: «Que podamos después ponerlas en marcha, que no las dejemos solo en esta asamblea y no nos vayamos olvidando poco a poco».