Hace dos domingos les hablaba de la comunicación como un arte al servicio de la convivencia matrimonial. Hoy quiero describir las cualidades de esta comunicación, y los temas que no pueden faltar en esta comunicación del matrimonio. Para que la comunicación y el diálogo de la pareja sean auténticos no vale cualquier cosa. Debe tener unas características o cualidades específicas y concretas: Entre éstas podemos citar las siguientes:
La confianza. Cuando dos personas, hablan, dialogan, se comunican, es porque confían la una en la otra. Cuando esta confianza no se da, se permanece en el diálogo en el terreno de lo superficial y poco a poco va desapareciendo.
La claridad. Porque el diálogo tiene como fin poder comprender al otro y que el otro me comprenda. Para ello, hemos de ser claros en lo que queremos comunicar. Esta claridad no está reñida con la educación y con saber decir las cosas con respeto y con delicadeza a la otra persona.
La mansedumbre. El diálogo nunca puede ser orgulloso, hiriente ni ofensivo. La autoridad del dialogo se impone por la verdad que expone, no por la violencia o la intensidad de la voz. El diálogo debe ser siempre paciente y generoso.
Prudencia pedagógica. Se trata de saber decir las cosas de manera delicada y en el momento oportuno y preciso, sobre todo, cuando el tema de diálogo puede ser un tema conflictivo, o delicado para ser entendido aceptado por parte de uno de los dos. Cuando sean temas así, se ha de tener en cuenta el momento psicológico y moral del que escucha.
Los temas más importantes del diálogo conyugal son: Aunque podemos decir que en el diálogo conyugal debe entrar toda la vida de la pareja y sus preocupaciones, metas, objetivos y dificultades, sin embargo podemos distinguir algunas áreas de la vida, que son especialmente importantes, como objeto de diálogo entre los esposos.
El trabajo. En él pasamos ocho horas cinco días a la semana por lo menos. No se puede mantener al otro cónyuge totalmente al margen de nuestra vida profesional, ya que la vida profesional condiciona en gran parte la vida personal.
La relación sexual. El verdadero significado de la relación sexual es ser expresión de la comunicación más profunda entre dos personas. Ambos deben saber qué es lo que siente cada cual, qué es lo que le gusta y le disgusta, etc. La vida sexual será solamente plenamente satisfactoria con la colaboración entre ambos, y para ello tendrán ambos que comunicarse sus sentimientos sobre el tema.
Los hijos. Para educar en los mismos criterios y valores y que la educación de los hijos siga una misma línea de actuación, por parte ambos, es muy importante que entre los esposos exista acuerdo en este tema. Si cada uno de los padres van por un camino, los hijos toman el del medio, que es, hacer lo que a ellos les parece y lo que favorezca más sus caprichos.
El aspecto económico. Nunca debe ser uno solo el que lleve las riendas de la economía sin hacer partícipe al otro, ni debe desinteresarse ninguno de los dos por el tema. El dinero es de los dos y son los dos los que deben establecer los criterios de su empleo por medio del diálogo sobre este tema
Las creencias. Si no hay comunicación sobre este campo, ¿cómo van a poder ayudarse mutuamente a crecer como creyentes y poder comunicar a sus hijos sus creencias con normalidad?
+ Gerardo