Invertir en Adviento

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Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos. Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo: Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos. 

Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán. 

Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: ¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abraham es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abraham de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga. Mateo 3, 1-12 

El hombre de hoy apenas esta sensibilizado al tema de la conversión, de la conversión a Dios. Ante las graves provocaciones que se le imponen como el hambre del mundo, la incultura, la injusticia, la guerra, la vida…, el hombre de hoy, consciente de sus responsabilidades, se declara dispuesto a movilizar todas sus energías, a invertir y reconvertir sus mayores y mejores posibilidades y recursos sin ignorar que la tarea que le aguarda es muy dura y nada fácil. 

En este sentido, nuestro hombre actual se impone a sí mismo una conversión diaria, una conversión del hombre a él mismo, a su propia verdad, al concepto o imagen psico-sociológicos que tiene de la persona. En cambio la conversión a Dios, en lo que esta conversión conlleva de disponibilidad radical y renuncia total a sí mismo, con mucha frecuencia y en porcentajes altísimos al hombre moderno lo deja insensible o incluso indignado; le hace infundadamente sospechar que tal conversión lo va a hacer evasivo, enajenado e ineficaz , y le va a exigir renunciar a sus recursos y a sus ocupaciones reales: no le pasa siquiera por su mente el pensamiento eficaz de que la mejor inversión que puede hacer un hombre en beneficio propio y ajeno es asumir , purificar y trascender con la conversión a Cristo esa conversión diaria de la que, en principio, sí es responsablemente partidario. 

Frente a tal ignorancia, alergia o rechazo contemporáneos, el cristiano actual, si lo es en realidad, no puede reducir la conversión a mera conversión moral. Al cristiano básicamente le concierne asumir y testimoniar ante el hombre actual de palabra y de obra, a lo Isaías, a lo Juan Bautista y a lo Jesús de Nazaret, el poder conversivo y “subversivo” del que vino en carne, viene en gracia y vendrá en gloria a iniciar, proseguir y ultimar la conversión integral de nuestra tierra y de nuestro cielo en Tierra nueva y Cielos nuevos. Todo ello con el esfuerzo humana y la fuerza del Espíritu del Señor Jesús, espíritu de ciencia y discernimiento, de consejo y valor, de piedad y temor de Dios, que se encuentra presente en lo más íntimo del cristiano, potenciándolo, excitándolo e incitándolo hacia la justicia y la paz para que se reúnan y unan el lobo y el cordero, la pantera y el cabrito, el niño y la serpiente…No en vano para ello estamos bautizados con Espíritu y fuego y empapados de Jesús, el Mesías, Camino para nuestros caminos, Verdad para nuestras verdades y Vida para nuestras vidas; en quien también el hombre contemporáneo puede arriesgarse e invertir sin temor al fracaso el capital de su disponibilidad radical y total renuncia , con la esperanza de que en su conversión a Cristo encontrará el mejor aval y los mejores recursos para la transformación del mundo que tanto apetece y ensaya .  Listado completo de Comentarios