Vida Ascendente: espiritualidad, misión y amistad

Ayer se celebró en la parroquia de San Pablo de Ciudad Real el encuentro diocesano de Vida Ascendente, una jornada de convivencia y formación en la que participaron numerosos miembros del movimiento procedentes de distintas parroquias de la diócesis.
 
Este movimiento, que se inició en España en nuestra diócesis, cuenta en la provincia con cientos de miembros, integrados intensamente en la pastoral diocesana y parroquial.
 
La convivencia comenzó con la misa, presidida por el obispo, don Abilio Martínez Varea, concelebrada por los párrocos de San Pablo, de Bolaños de Calatrava y de Alcolea de Calatrava, así como por el consiliario diocesano de Vida Ascendente, Juan Castañeda.
 
En la homilía, el obispo invitó a la comunidad a contemplar el Reino de Dios como una realidad que se construye cada día: «Jesucristo nos habla del Reino como de una realidad espiritual que no significa espiritualista, porque el Reino de Dios que se cumple en el cielo, sin embargo, comienza aquí ya en la tierra».
 
Remarcó que el movimiento, integrado por personas mayores, está llamado a ser testigo de esperanza: «Creo que el mensaje que se debe transmitir este año […] es el mensaje de la esperanza para la vida ascendente, para la tercera edad». Recordó la bula del Año Jubilar de la Esperanza, dedicada en su número catorce a las personas mayores, destacando dos ejes: la sabiduría que aportan los años y la alianza entre generaciones: «No tiene que haber un encontronazo entre mayores y jóvenes […] , sino una alianza entre abuelos, padres y nietos, una alianza que muestre que nadie sobra en la familia, que nadie sobra en la sociedad».
 
Ancianidad, don y misión para la Iglesia
 
Tras la misa, los participantes se reunieron en el salón de actos de la parroquia, donde la presidenta diocesana del movimiento, Concepción Martínez Prado, dio la bienvenida al obispo en su primer encuentro con Vida Ascendente en Ciudad Real. A continuación, don Abilio impartió la conferencia formativa, centrada en el documento de la Conferencia Episcopal Española La ancianidad: riqueza de frutos y bendiciones.
 

«En nuestra sociedad, donde va creciendo la cultura del descarte y la exclusión de las personas poco productivas […] el mayor se convierte en una carga para la sociedad»


El obispo presentó en una mirada bíblica y cristiana hacia la edad avanzada: «Hay que tener siempre una visión respetuosa y llena de admiración ante la ancianidad que nos muestran las Escrituras y la tradición de la Iglesia». Recordó que, para la Sagrada Escritura, las personas mayores ocupan un lugar de honor: «Por lo que aportan de sabiduría, de capacidad para gobernar, de capacidades adquiridas a lo largo de la vida».
 
Alertó también sobre la pérdida de visibilidad de los mayores en la cultura contemporánea: «Como si fueran años no importantes, como si fueran años prescindibles, como si fueran años que no interesan, porque ahora lo importante es ser joven, lo importante es mantenerse joven». Citó el documento al hablar de una «dictadura de la eterna juventud» que empuja a considerar la vejez como carga: «En nuestra sociedad, donde va creciendo la cultura del descarte y la exclusión de las personas poco productivas […] el mayor se convierte en una carga para la sociedad».
 
Frente a esta visión actual, el obispo destacó la perspectiva creyente: «Para la Iglesia, los mayores son un don que nos aporta toda la riqueza que han ido adquiriendo a lo largo de los años […] Senectud es símbolo de sabiduría». De este reconocimiento nace el compromiso pastoral de la Iglesia hacia las personas mayores y el valor de Vida Ascendente.
 

«Para la Iglesia, los mayores son un don que nos aporta toda la riqueza que han ido adquiriendo a lo largo de los años»


En relación con la misión del movimiento, don Abilio subrayó las tres claves fundacionales: espiritualidad, apostolado y amistad. «La amistad es el secreto del fruto y del éxito que este movimiento tiene tanto a nivel personal como a nivel parroquial». Recordó que la espiritualidad de los miembros del movimiento «es un regalo para la Iglesia», pues su testimonio «nos enseña a valorar lo esencial».
 
Además, señaló la importancia de la vida comunitaria y parroquial, destacando el modo en que Vida Ascendente se integra en la vida ordinaria de la Iglesia: «Vida ascendente está muy metida en las parroquias […] nace los grupos en las parroquias y eso es muy importante», dijo.
 
Intervenciones y experiencias

Tras la conferencia, la presidenta diocesana, Concepción Martínez, agradeció al obispo su acompañamiento, al igual que el consiliario, Juan Castañeda. Posteriormente, tomó la palabra el presidente nacional del movimiento, Jaime Tamarit, quien trasladó un mensaje de ánimo y comunión con los grupos de la diócesis. También intervino el delegado de Apostolado Seglar, Juan Manuel García de la Camacha, valorando el papel evangelizador de los mayores.
A continuación, distintos grupos de Vida Ascendente de la diócesis compartieron vivencias y proyectos, poniendo rostro a la experiencia cotidiana del movimiento en las parroquias. La jornada concluyó con la comida y la recogida de respuestas de los grupos por la tarde.