10 de noviembre: Día de la Iglesia Diocesana

¿Y si lo que buscas está en tu interior? Este es el lema y, a la vez, la pregunta que nos propone este año el Día de la Iglesia Diocesana.

[Puedes ver un vídeo de la rueda de prensa en este enlace]

Se trata de una campaña centrada en las distintas vocaciones de la comunidad cristiana. A la vez, como cada año, es una jornada de transparencia para las diócesis, que publican los datos de la acción pastoral, caritativa y celebrativa, así como los ingresos y gastos económicos.
 
Para presentar la campaña, el obispo, don Gerardo Melgar, ofreció el pasado 4 de noviembre una rueda de prensa junto al rector del Seminario, Juan Serna Cruz, y a uno de los últimos sacerdotes ordenados, Gabriel Rojas.

El obispo insistió en el objetivo de la jornada, «que tomemos conciencia de que la Iglesia diocesana nos corresponde a todos y somos todos los que tenemos que mantenerla». Además, explicó que la acción evangelizadora depende de todos, cada uno desde su vocación y misión.
 
Respecto a la colaboración económica, don Gerardo pidió la participación de toda la comunidad: «Somos nosotros los que formamos la Iglesia y la tenemos que mantener entre todos». Pero, aún sin quitarle importancia a la necesidad de recursos, hizo hincapié en la llamada «colaborar en la tarea evangelizadora desde la propia vocación, cada uno desde la suya».
 
Nuestro Seminario

En la línea de las acciones diocesanas en los últimos años, el obispo presentó la promoción de las vocaciones sacerdotales como una de las necesidades más apremiantes. A este respecto se refirió el rector del Seminario, Juan Serna Cruz, que intervino después del obispo: «Al hablar de la Iglesia Diocesana, que está sostenida, entre otros, por el trabajo de los sacerdotes, hablamos también de la promoción de las vocaciones sacerdotales, de la necesidad que tenemos en la Iglesia, de que haya cada día más sacerdotes para atender las necesidades de todas las parroquias. Y hablar de la promoción de las vocaciones es hablar de nuestro Seminario, de la necesidad que tenemos como Iglesia diocesana de cuidarlo».

En este curso, dijo el rector, hay 20 estudiantes en nuestro seminario, 13 de ellos en los últimos cursos, todos ellos de la provincia. Se trata de jóvenes, explicó Serna, que no solo se preparan para el sacerdocio con el estudio, sino también con la cercanía a las parroquias, «acompañando grupos, escuchando personas. Son jóvenes de su tiempo, comparten las ilusiones y las dificultades de los jóvenes de hoy, pero movidos por su fe, se plantean abiertamente si el Señor les está pidiendo entregar su vida de esta manera. Estos jóvenes, los seminaristas, conocen ya la Iglesia diocesana porque proceden de las parroquias de nuestra diócesis y allí tienen la oportunidad de hablar con los más ancianos y con los más jóvenes de las necesidades que tenemos en el corazón y que responde la fe».
 
Respecto a la importancia de la vocación sacerdotal en la vida de la Iglesia, el rector explicó que «hay muchísima gente trabajando en las distintas parroquias de la diócesis al servicio de los demás, movidos por su fe, pero sosteniendo el trabajo y la dedicación de todas estas personas están los sacerdotes […] que son testigos de la presencia viva de Jesús, que es el que sigue predicando la Palabra, el que sigue dando vida por medio de los sacramentos y el que sigue guiando a la Iglesia como buen Pastor». Es más, subrayó que «si no fuera por el ministerio de los sacerdotes, la comunidad cristiana no podría reunirse y no podría celebrar los sacramentos».
 
La vocación de Gabriel

En último lugar, como ejemplo de la vocación sacerdotal, intervino Gabriel Rojas, que fue ordenado sacerdote el pasado 5 de octubre. Natural de El Torno, Gabriel tiene 26 e ingresó en el Seminario a los 12, a través del ejemplo de la alegría del sacerdote de su parroquia: «Ver su felicidad me llevó a plantearme que yo también quería esa felicidad para mí».
 
Desde la experiencia de cambio de vida y felicidad, Gabriel anima «a que los jóvenes de hoy a que en las familias también se planteen estos interrogantes, si el Señor les está llamando a la vocación sacerdotal y que se animen a conocer el Seminario, porque es allí donde uno puede llegar a responder este gran interrogante […]. Puedo asegurar que la respuesta que encuentren les hará profundamente felices porque les cambiará la vida», concluyó.