Esta semana, desde el pasado martes, los seminarios de toda la provincia eclesiástica de Toledo, que agrupa las diócesis de Ciudad Real, Cuenca, Toledo, Albacete y Sigüenza-Guadalajara, han peregrinado a Roma.
Nuestro obispo, don Gerardo Melgar, acompaña junto al rector y a un formador a los seminaristas ciudadrealeños.
Entre las actividades de la visita, este 7 de noviembre, todos los seminaristas, los formadores y rectores y los obispos han sido recibidos por el Papa en audiencia privada.
«Ustedes saben que los presbíteros tienen que ser cercanos»
Durante el encuentro, el papa Francisco se ha dirigido a los seminaristas para pedirles que no olviden la cercanía: «Ustedes saben que los presbíteros tienen que ser cercanos, tienen que fomentar la cercanía: primero, la cercanía con Dios, de tal manera que haya esta capacidad de encontrar al Señor, estar cercano con el Señor. Segundo, cercanía con los obispos, y los obispos cercanía con los presbíteros. Un presbítero que no esté cercano a su obispo es rengo, le falta algo. Tercero, cercanía entre ustedes los presbíteros, que empieza ya desde el seminario y cuarto, la cercanía con el santo Pueblo fiel de Dios. Estas cuatro cercanías no se las olviden».
A continuación, el Papa ha recordado la tradición del Reservado en los seminarios dirigidos por los operarios diocesanos, «una antigua tradición que rememora la primera vez en la que el Santísimo Sacramento fue reservado en el Sagrario de su capilla». Sobre esto, Francisco ha subrayado tres momentos: la celebración de la misa, la exposición del Santísimo y la procesión posterior. Aprovechando estas tres «etapas» del Reservado, el Papa ha recordado a los seminaristas los elementos fundamentales del sacerdocio.
«Sin apartar los ojos de quien nos guía, aprendamos a caminar juntos, en la esperanza del encuentro que ya aquí gustamos de modo sacramental»
Sobre la celebración de la misa, ha dicho que «Jesús viene a nuestras vidas para darnos la prueba del amor más grande. Jesús nos convoca, como Iglesia, para hacerse presente en el sacerdocio y en el pueblo, en el sacramento y en la Palabra. Ojalá que tenerlo en la tierra absorba las vidas de ustedes y los corazones».
En cuanto a la exposición del Santísimo, un «tiempo de permanecer a solas con Él», el papa Francisco ha dicho que «sólo el encuentro persona a persona, un encuentro enamorado con Jesús puede iluminar, sustentar y sostener el trascurso de nuestra jornada terrena. Ojalá que ese encuentro sea realmente revulsivo eficaz que transforme nuestra existencia».
Por último, refiriéndose a la procesión, el Papa ha recordado a todos los futuros sacerdotes que su ministerio es «llevar» al Señor, es «un acompañar a Cristo hacia su pueblo, y al pueblo hacia Cristo». Ha deseado para todos que «sin apartar los ojos de quien nos guía, aprendamos a caminar juntos, en la esperanza del encuentro que ya aquí gustamos de modo sacramental».
Después de la audiencia privada con el Papa, los seminaristas, formadores y obispos se han dirigido a la basílica de San Pedro, donde han celebrado la misa, presidida por el obispo de Cuenca, José María Yanguas.