«El Señor nos llama a ser apóstoles de la caridad»

El pasado sábado, 8 de junio, tuvo lugar en el Seminario Diocesano la celebración por los sesenta años de Cáritas Diocesana de Ciudad Real, constituida el 4 de mayo de 1964.

[En este enlace puedes ver un resumen en vídeo de la celebración]

El encuentro, que reunió a más de doscientas personas, entre voluntarios y trabajadores, comenzó con la misa, presidida por el obispo, don Gerardo Melgar. Junto a él concelebraron varios sacerdotes de la diócesis, el vicario general, Jesús Córdoba, el delegado de Acción Sociocaritativa, Felipe Muñoz, y el delegado episcopal de Cáritas Española, Vicente Martín.

Don Gerardo agradeció el trabajo de todos los voluntarios y trabajadores, a los que considera «un verdadero ministerio la Iglesia».

«Celebrar el sesenta aniversario de la fundación de Cáritas Diocesana de Ciudad Real es celebrar el amor de Dios que quiso que ese amor se manifestara y expresara a través del amor y la caridad de la Iglesia», dijo, felicitando a la institución por «gestionar la caridad cristiana» ofreciendo atención y ayuda «a todas las pobrezas que existían desde el principio y las que han ido apareciendo como nuevas pobrezas». A estas, Cáritas «no solamente no ha cerrado los ojos, sino que ha querido en todo momento darles la respuesta que necesitaban».

«Celebrar el sesenta aniversario de la fundación de Cáritas Diocesana de Ciudad Real es celebrar el amor de Dios que quiso que ese amor se manifestara y expresara a través del amor y la caridad de la Iglesia»

Ante el sesenta aniversario, «surgen de una manera espontánea varios sentimientos», como el de la gratitud, «en primer lugar a Dios, que ha sostenido a tantas personas en la tarea de auxiliar y socorrer a los pobres y necesitados». En segundo lugar, «a todos los que habéis puesto todo cuanto estaba en vuestra mano durante todo este tiempo para que los pobres y necesitados de nuestra sociedad que acudían a Cáritas encontrasen en ella y en vosotros» una institución que responde a sus necesidades. Por eso, dijo, «en nombre de los pobres y en nombre de toda la caridad de la Iglesia podemos decir a Cáritas: gracias por vuestros desvelos y por vuestra implicación por los pobres».

Un segundo sentimiento que surge, explicó, es el de «la necesidad que sentimos de la ayuda de Dios», puesto que «tenemos que reconocer que no podemos llegar a todos los pobres ni a todas sus necesidades». Sin Dios, dijo, «seríamos una ONG más que atiende necesidades sociales. Pero no somos una ONG. Somos la caridad de la Iglesia que se canaliza a través de nosotros y de nuestra acción». Por eso, la labor de Cáritas nos se agota en las respuestas materiales, sino que va más allá, «dándonos a nosotros mismos […]. Nuestra tarea entra de lleno en el corazón mismo de la misión evangelizadora y del anuncio de Jesucristo a los pobres y necesitados». En este sentido, la misión «debe ser reflejo del amor de Dios», por lo que «ser voluntario de Cáritas no es una afición, sino una exigencia de nuestra fe y del mandato del Señor. Así lo hemos de expresar con nuestras actitudes de respeto, de delicadeza, de amor, de acogida hacia esos rostros desfigurados por su pobreza, porque así los trataba también el Señor».

«Nuestra tarea entra de lleno en el corazón mismo de la misión evangelizadora y del anuncio de Jesucristo a los pobres y necesitados»

Este trato a los desfavorecidos imitando el trato que Cristo tenía con ellos, debe configurar a los cristianos, pidió don Gerardo, «para ser creadores de conciencia social en nuestros ambientes», consiguiendo que todos seamos conscientes de que «solo podemos decir que somos seguidores de Cristo si le reconocemos a Él en esos pobres y necesitados que acuden a nosotros».

Felicitó a trabajadores y voluntarios, que «aportáis lo mejor que tenéis y lo mejor de vosotros mismos», dijo, añadiendo que la acción caritativa de la Iglesia, sin ellos, «no sería la misma ni llegaría donde llega». De hecho, continuó, este trabajo «es un verdadero ministerio la Iglesia», puesto que los pobres descubrirán a través de su entrega «el verdadero rostro misericordioso de Cristo que sale a su encuentro, que sana sus heridas, se compadece de ellos y hace nacer y renacer en ellos la esperanza perdida».

«Que María, la Virgen, que siempre estuvo también al lado de los necesitados, nos ayude a nosotros e interceda por nosotros en este día del Corazón de María y en toda nuestra vida para que, igual que ella supo cumplir en todo momento la voluntad de Dios, que también nosotros seamos capaces de dar respuesta al proyecto de Dios y que Dios tiene sobre cada uno de nosotros», concluyó.

Nuevos caminos para Cáritas

Después de la misa, los voluntarios y trabajadores se reunieron en el salón de actos del seminario para la conferencia del delegado episcopal de Cáritas Española, el sacerdote Vicente Martín, recientemente elegido obispo auxiliar de Madrid.

Antes de la intervención de Martín, la directora de Cáritas Diocesana, Conchi Aranguren, dio la bienvenida al encuentro a todos los voluntarios, afirmando que «sesenta años no es un testimonio solo de tiempo, sino que son las innumerables vidas que Cáritas, a través de personas voluntarias y técnicos, han ido acompañando, transformando corazones y cambiando a las personas que han confiado en Cáritas para buscar una vida más digna». Por eso, dio «gracias a Dios por ser capaces de ver su amor y poderlo entregar a los demás. Y pedimos que al Espíritu que nos siga iluminando para llevar la esperanza a todas las personas más desfavorecidas, que no olvidemos, son hermanos nuestros».

Después de la intervención de la directora, el vicepresidente de Cáritas Española, Enrique Carrero, transmitió la felicitación y el saludo de todo el equipo directivo y de toda la confederación por este tiempo de trabajo con los más necesitados.

Por su parte, Vicente Martín impartió la conferencia con el tema Gestando nuevos caminos para Cáritas. A lo largo de su exposición, planteó como punto de partida la Cáritas que tenemos en medio de esta sociedad, para llegar a la Cáritas con la que se sueña y los retos que se plantean, pasando por los caminos que se tienen que transitar para lograr alcanzar esos sueños.

Martín señaló que «Cáritas es cercanía, compasión y ternura. Somos Iglesia al servicio de los pobres y Cáritas tiene que ser el cauce de la caridad en la comunidad. Ya que no hay Cáritas sino es desde la comunidad cristiana, y no hay comunidad cristiana sino vive y cuida la dimensión caritativa y social de la Iglesia».

Cáritas Diocesana de Ciudad Real

Cáritas nació en la provincia de Ciudad Real entre 1958 y 1959 en algunas localidades como Tomelloso, Puertollano o Malagón. Pocos años más tarde, el 4 de mayo de 1964, se constituyó Cáritas Diocesana, sustituyendo al Secretariado de Caridad, como organismo diocesano que coordinara e impulsara el desarrollo de las Cáritas locales nuevas que surgían, dando unidad a su acción social, valores y criterios.