En la tarde del domingo 26 de mayo, se celebró una misa de acción de gracias en la Casa Sacerdotal de Ciudad Real para despedir a la comunidad de religiosas teatinas, que han administrado la casa desde el año 1966.
En la eucaristía, que presidió el obispo, don Gerardo Melgar, participó la provincial de las teatinas en la provincia española de Nuestra Señora de la Providencia, y varias de las religiosas que pasaron por la casa en estos casi sesenta años. Junto al obispo, concelebraron el vicario general, Jesús Córdoba; el director de la casa, Bernardo Torres, y sacerdotes que están actualmente en la casa o han residido en ella.
Don Gerardo agradeció a las religiosas su labor durante más de cincuenta años sirviendo a los sacerdotes de la diócesis de una manera callada, sencilla, pero muy comprometida con la vocación de servicio a Dios y a los hermanos de las religiosas, «viviendo sin más regla que el amor». Se trataba de un día agridulce, dulce por la acción de gracias por todo el trabajo impagable que han realizado y agrio por la marcha de las religiosas.
El nuncio apostólico en España, Antonio Riberi, fue quien bendijo la casa el 9 de febrero de 1967, invitado por el obispo de la diócesis en aquellos años, Juan Hervás y Benet. Antes de la bendición, el nuncio se dirigió a los sacerdotes en la capilla del antiguo seminario, que todavía estaba en pie, interpelándolos con palabras del papa Pablo VI sobre el sacerdocio. Terminado el acto, y tras la intervención de Juan Hervás para agradecer la construcción, el nuncio bendijo la casa, construida sobre terrenos del patio del antiguo seminario.
Aquel 9 de febrero, la comunidad de religiosas teatinas ya regentaba la casa, donde había llegado en los últimos meses de 1966, con el edificio aún en obras. Oficialmente, la erección canónica de la comunidad teatina fue el 5 de junio de 1967, cuando el obispo Juan Hervás firmó el decreto.