Esta mañana se puso la primera piedra de la futura casa sacerdotal de Ciudad Real, que llevará el nombre de Santo Tomás de Villanueva, el patrón de la diócesis.
La vivienda para sacerdotes es un proyecto que comenzó a pensarse con el anterior obispo, don Antonio Algora, pero que adquiere la forma actual —una construcción nueva— en el periodo actual de don Gerardo Melgar, con un edificio de nueva planta en el recinto del Seminario y con todos los equipamientos necesarios para una residencia geriátrica, puesto que quienes lo ocuparán en su mayor parte serán los sacerdotes de mayor edad.
En el acto de oración y colocación de la primera piedra intervinieron el director diocesano de Obras, el sacerdote Rafael Melgar; el arquitecto de la casa, Diego R. Gallego, y el obispo de Ciudad Real, don Gerardo Melgar. Además de varios trabajadores de la empresa Barahona, la encargada de la construcción, presenciaron el acto sacerdotes, religiosos y laicos de la diócesis.
«No solamente es una ilusión, ni siquiera una esperanza, sino una realidad que quiero que sea posible lo antes que podamos. Que encuentren los sacerdotes aquí un lugar donde van a estar a gusto, que sientan que se ha tratado de responder a las necesidades que ellos tienen y que lo hacemos además con mucho gusto, sabiendo que es el deber de un obispo procurar que tengan una vivienda digna y que tengan una asistencia en los últimos años de su vida».
Don Gerardo intervino explicando que la casa se construye gracias al fondo de sustentación del clero de la diócesis, que se nutre de las aportaciones de los sacerdotes durante años y cuyo objetivo precisamente es el sostenimiento de los presbíteros. En este caso, además, con una construcción destinada a aquellos curas de mayor edad.
En este sentido, dijo que la casa «no solamente es una ilusión, ni siquiera una esperanza, sino una realidad que quiero que sea posible lo antes que podamos. Que encuentren los sacerdotes aquí un lugar donde van a estar a gusto, que sientan que se ha tratado de responder a las necesidades que ellos tienen y que lo hacemos además con mucho gusto, sabiendo que es el deber de un obispo procurar que tengan una vivienda digna y que tengan una asistencia en los últimos años de su vida».
Además, don Gerardo explicó el proceso que se ha seguido en los últimos años para comenzar la obra, con muchas dificultades. El retraso en los permisos de recalificación del terreno, la guerra en Ucrania y la pandemia han hecho que se encarezca y se retrase el proyecto.
Un proyecto que lleva años gestándose
El sacerdote Rafael Melgar Martín-Fontecha, director diocesano de Obras, explicó la historia del proyecto de la casa sacerdotal. En tiempos de anterior obispo, don Antonio Algora, se trató el tema varias veces, valorando la posibilidad de remodelar la actual casa sacerdotal, que no reúne las condiciones para albergar a los sacerdotes enfermos. Ante la dificultad de hacer una remodelación correcta, el poco espacio de la actual casa y las dudas sobre la propiedad, se tomó la decisión de ocupar un espacio distinto en terrenos propios como son los del Seminario. Una vez dado este paso se estudió la construcción dentro o fuera del Seminario, decidiendo construir fuera del edificio por los problemas que conllevaba la obra dentro del Seminario, que además no suponía un ahorro.
La edificación debería haber comenzado hace meses, pero «la subida de los precios en las materias primas, la inflación, han sido factores que nos han hecho frenar el proceso de la construcción», explicó. «El importe de la ejecución asciende a 5.797.873, más el IVA, que será financiado por el Fondo de Sustentación del Clero».
Un edificio de cuatro plantas que no resta identidad al Seminario
Diego R. Gallego, arquitecto de la nueva casa sacerdotal, explicó que el proyecto se diseñó pensando en el imponente edificio del Seminario, una obra del arquitecto Carlos Sidro a la que no se le resta protagonismo. Además, se hará un retranqueo buscando que la casa quede en un segundo plano visual. El exterior se hará «con fábrica de ladrillo visto con coloración similar a la del Seminario, introduciendo en ciertas zonas materiales actuales como zócalos, paramentos y cornisas de hormigón visto coloreado, carpinterías de aluminio y acero Cortén, y barandillas de vidrio. Se trata de establecer una correcta relación con el digno edificio preexistente», explicó.
Tendrá cuatro plantas, aunque una quedará diáfana pensando en futuras necesidades. Al tratarse de un inmueble que alojará prioritariamente a sacerdotes mayores, se ha cumplido con los criterios y normativas establecidos en Castilla-La Mancha por la Consejería de Sanidad y Asuntos Sociales.
El plazo de ejecución de la obra es de 18 meses.