FRANCISCO ANTONIO DE LA DUEÑA Y CISNEROS (1797 – 1817)
Sacado del libro Episcopologi de L,Església D,Urgell págs. 104-106.
Nació en Villanueva de la fuente, Ciudad Real, el 17 de noviembre de 1753. Estudió en la universidad de Salamanca, donde se doctoró y después se hizo canónigo. Era doctor canónigo de Toledo cuando fue elegido Obispo de Urgel, el 24 de julio de 1797. Es ordenado el 22 de octubre de aquel año en Madrid, en la iglesia de “San Felipe el Real”, que pertenecía a los “agustinos”. Tomó posesión de la sede el 29 de octubre de 1797, y el 13 de noviembre también como Copríncipe de Andorra, el procurador, y confirmaba sus privilegios.
Encara continuamente durante su pontificado las gestiones por año implementando el Plan Beneficial. Así como los esfuerzos del obispo por entender poco a poco el derecho común del valle de Aneu, limitando sus privilegios. Celebra un sínodo en Urgel en 1798. Una de las resoluciones fue publicada en 1799, un breve resumen de la doctrina cristiana, que era una edición simplificada del catecismo de su antecesor, el Obispo Guinda. El mismo año publicó también las constituciones sinodales que se habían publicado desde 1748 hasta entonces; se editó en latín y seguía el orden de las Constituciones Provinciales de Tarragona. Aprobó unos estatutos para la iglesia colegial de Puigcerdá.
Como consecuencia del concordato establecido en 1801 entre la Santa Sede y la República Francesa, el año 1803, las veintidós parroquias de Cerdeña que había estado cedidas a Francia por el tratado de los Pirineos (1659) fueron segregadas del obispado de Urgel e incorporadas a la de Carcasona en el año 1817, al nuevo restablecido de Elna – Perpiñá. Por el nombre el año 1804 le vino las veintinueve parroquias del Valle de Aran pertenecientes al obispado de San Bertrán de Comenge, extinguido por aquel concordato, pasaron al de Urgel.
Del 1800 hay una lista de las iglesias y capillas de la ciudad de Andorra. En 1803 demanda al Comisario general de la Croada, que extiendan a los habitantes de la ciudad de Andorra el privilegio de poder comer carne en los mismos días de abstinencia que los fieles de España. En 1807 mandaba a las parroquias de Andorra no autorizasen o asistan al matrimonio de ningún forastero sin haberse
asegurado antes de la vida y costumbres que llevan antes, y si no han obtenido previamente la licencia de estar en los valles.
En 1803 escribía a Roma proponiendo a la Congregación del Concilio la conveniencia de renunciar a los derechos señoriales temporales en favor del rey de España, excluyendo los que tenía sobre Andorra; pero la Santa Sede no lo considera oportuno. En 1805 el gobierno de la monarquía comienza a dar normas para la incorporación a la Corona de los señoríos temporales y jurisdiccionales de las mitras y altas dignidades eclesiales, según un plan iniciado ya en 1769.
En 1810 tuvo que huir del obispado, porque, según confesó, en las turbulencias de la Guerra de Francia había estado amenazado de muerte. Es refugiado en Mallorca, juntamente con los obispos de Barcelona, Lleida, Tortosa, Teruel y Pamplona, en diciembre de 1812 firmó una pastoral de mucho eco, donde denunciaba las medidas de los magistrados de las cortes de Cadiz. En 1813 fue
elegido diputado, y las Cortes de 1814 le nombran presidente de la comisión que había de nombrar Fernando VII. En mayo de 1814 su salud se comienza a resentir.
El 23 de septiembre de 1816 fue nombrado Obispo de Segorbe. En la visita pastoral a la nueva diócesis, que inicia a continuación, cae enfermo. La primavera de 1819 regresa a su pueblo natal para recuperarse. Le sobrevino una especial preocupación por las necesidades de Segorbe, en aquellos tiempos difíciles que inauguraba la revolución liberal va a provocar que en junio de 1820 regrese a la sede del obispo, en un viaje de jornadas cortas e interrumpidas frecuentemente ordenadas por médico, En octubre escribía dos cartas al capitán general y jefe político de Valencia en términos muy elogiosos a sus políticas, cartas que, según algunos, manifiestan una condescendencia excesiva, por estar en desacuerdo con la anterior trayectoria del obispo, ante la
nueva situación que había creado el restablecimiento de la Constitución de 1812. Fue nombrado después Consejero del Estado. Hubo de colaborar en la supresión de conventos de su sede de obispo. Finalmente nombró gobernadores de la diócesis a dos canónigos y se fue a Madrid, donde moría el 8 de noviembre de 1821, a los pocos meses de haber llegado.
También se puede consultar lo que aparece sobre él en la web del Congreso de los Diputados.