El logotipo del Sínodo

Juan Serna Cruz es el responsable de la coordinación de la fase diocesana del Sínodo. Durante este año nos hablará del Sínodo, un trabajo en el que nuestra diócesis está inmersa en su fase diocesana.

Una manera visual de unificar un proceso es identificarlo con una marca o logotipo oficial. La secretaría del Sínodo ha querido que este camino sinodal sea conocido visualmente con esta imagen que hoy os presentamos, que es obra de la ilustradora francesa Isabelle de Senilhes y que se utilizará en toda la Iglesia para identificar el proceso sinodal.

El logotipo representa, en primer término, a la Iglesia como un pueblo en camino. Varias figuras aluden a los distintos miembros de la Iglesia, que «caminamos juntos» (éste es precisamente el significado de la palabra «sínodo»). La autora quiere representar en esas figuras a todos los miembros de la Iglesia: jóvenes, ancianos, hombres, mujeres, adolescentes, niños, laicos, religiosos, padres, parejas, solteros… Los que abren el camino son los niños, porque —según la autora— representan a los sencillos a quienes se revelan los misterios del Reino de Dios (cf. Mt 11, 25).

El diseño incluye a un obispo, en representación del ministerio ordenado, y una religiosa, que representa a la vida consagrada. Con demasiada frecuencia se ha identificado la Iglesia exclusivamente con los pastores o con los religiosos; el dibujo incide en que la Iglesia la componen todos los bautizados y que, en este pueblo, cada uno realiza su propia misión. Además, el papa Francisco insiste con frecuencia a los pastores que no deben separarse del pueblo que tienen confiado.

En el trasfondo, en la misma dinámica de movimiento, unos trazos representan un árbol majestuoso y lleno de luz. Es, por una parte, el árbol de la vida que es la cruz del Señor. El Pueblo de Dios camina a la sombra de la cruz, que es el amor de Dios hasta el extremo. Todos los hombres son invitados a cobijarse bajo este árbol. Sus ramas enmarcan una alusión a la eucaristía, el sacramento del amor de Dios que es también el sacramento que identifica a la Iglesia como Cuerpo de Cristo.

Por otra parte, las ramas abiertas del árbol aluden a unas alas, con las que se quiere representar al Espíritu Santo, impulso que guía la marcha del Pueblo de Dios por la historia. El Espíritu de Jesús comunica su dinamismo a la Iglesia, y por eso el Sínodo no puede hacerse sin escuchar atentamente al Espíritu y solo puede comprenderse verdaderamente como una honda invitación a la oración.
Finalmente, el lema del Sínodo, en la base del logotipo, alude a esas tres realidades de la Iglesia que son la comunión, la participación y la misión. La Iglesia es el misterio de la comunión de Dios con los hombres, así como la prolongación de la misión de Jesús a lo largo del tiempo. Tanto la comunión como la misión requieren la participación de todos los cristianos; el sínodo es una expresión de esta participación.

Hay imágenes que tienen como finalidad la contemplación y despiertan en nosotros la admiración que suscita la belleza. Otras imágenes son, por su parte, solo sugerencias que buscan transmitir una idea y ser reproducidas en nuestra actividad. La imagen que identifica al sínodo es de este segundo tipo: somos invitados a comprender nuestras comunidades como iglesias en camino, a la escucha de la voz de Dios que habla a través de los hermanos y en los signos de los tiempos. El logotipo nos invita a tener esta actitud de peregrinación y avance.
 

Por Juan Serna Cruz