Discípulos misioneros de Cristo, Iglesia en el mundo

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Empieza el evangelio de hoy diciendo «al anochecer de aquel día», porque los discípulos estaban con miedo. Al anochecer porque estaban acobardados, con dudas y temerosos. Y es en estos momentos, cuando el Espíritu Santo sopla más fuerte, cuando más lo necesitamos. Tenemos que ser conscientes de nuestras propias miserias e iniquidades para poder resurgir a una vida nueva: la vida por y para Dios. A esto estamos llamados los laicos de nuestra Iglesia, a convertirnos día tras día, a cambiar la oscuridad en Luz y a transformar nuestros ambientes para que las personas experimentemos que Dios nos ama.

Tenemos que hacer nuestro el mandato de Jesús: «Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura». Tan solo así conoceremos una vida en plenitud, a la que estamos llamados desde nuestro bautismo.

Hoy día de Pentecostés, día del Apostolado seglar y de la Acción católica; este mandato recobra toda su importancia y actualidad. No caben medias tintas. La Vida Eterna ya está aquí y tú puedes empezar a vivirla entregándote a los demás. Tenemos que ser tal y como reza el lema de este año: «Discípulos misioneros de Cristo, Iglesia en el mundo». ¿Es que se puede ser de otra forma?

Por Juan Manuel García de la Camacha Gutiérrez

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