Calixto I, Papa y mártir

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    Fue san Calixto quien se preocupó por la realización, primero como diácono del papa Ceferino y después como Papa, de las famosas catacumbas que llevan su nombre. Importante por el gran número de los mártires que fueron “depositados” allí: particularmente célebres son las criptas de santa Cecilia y la contigua de los papas Ponciano, Antero, Fabián,… 

    La tumba de san Calixto se encuentra en el corazón de la antigua y genuina Roma: en la basílica de Santa María en Trastevere, que fue construida por el papa Julio a mediados del siglo IV, intitulada también a san Calixto. 

    Calixto nació en Trastevere en la segunda mitad del siglo II, y su padre era un tal Domicio. Era de humilde condición, pero muy apreciado por el correligionario Carpóforo, que le confió la administración de sus bienes. Pero algo no marchó bien, pues poco después el pobre Calixto fue condenado a hacerle dar vueltas a una rueda de molino para pagar al patrón y a la comunidad cristiana los perjuicios ocasionados. Poco tiempo después Calixto tuvo que soportar otra dura condena, la flagelación y la deportación a Cerdeña, por las acusaciones de los judíos. 

    La comunidad cristiana lo rescató, incluso con la intervención de Marcia, la concubina de Commodo, y entonces Calixto colaboró con el papa Víctor y con Ceferino, a quien sucedió como Papa en el 217. 

    Su elección provocó el cisma de Hipólito, que reprochaba a Calixto su origen servil y sobre todo su flexibilidad con los pecadores. San Calixto tuvo también que luchar contra la herejía sabeliana. Murió “mártir” durante una sublevación popular. Listado completo de Santos