Juan XXIII

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    Angelo Giuseppe Roncalli, nació el 25 de noviembre de 1881 en Sotto il Monte (Italia) y murió el 3 de junio de 1963 en Roma. Era el tercer hijo de los once que tuvieron el matrimonio entre Giambattista Roncalli y Mariana Mazzola, dos pobres campesinos de antiguas raíces católicas.

    Su infancia transcurrió dentro de un ambiente de austera y honorable  pobreza. De niño se le conocía como muy alegre, dado a la soledad y a la lectura. Cuando comentó a su padre el deseo de convertirse en sacerdote, lo primero que  pensó su padre fue enviarlo a estudiar latín con el viejo cura del vecino pueblo de Cervico.

    A los once años ingresaba en el seminario de Bérgamo, famoso entonces por la piedad de los sacerdotes que formaba más que por su brillantez. En esa época comenzaría a escribir su Diario del alma.

    En 1901, Roncalli pasó al seminario mayor de San Apollinaire reafirmado en su propósito de seguir la carrera eclesiástica. Sin embargo, ese mismo año hubo de abandonarlo todo para hacer el servicio militar.

    Llegó por fin el día de su ordenación sacerdotal y celebró su primera misa en la basílica de San Pedro el 11 de agosto de 1904. Más tarde, fue designado obispo de Bérgamo por el papa Pío X. 

    En 1914, dos hechos desgraciados vinieron a turbar su felicidad. En primer lugar,  la muerte repentina de monseñor Tedeschi, a quien Roncalli lloró sintiendo no sólo que él perdía un amigo y un guía, sino que a la vez el mundo perdía un hombre extraordinario y poco menos que insustituible.  Y en segundo lugar, el estallido de la Primera Guerra Mundial donde pudo contemplar con sus propios ojos el dolor y el sufrimiento que aquella guerra terrible causaba a hombres, mujeres y niños inocentes.

    En diciembre de 1920, fue llamado desde Roma por el papa Benedicto XV para ocupar el cargo de presidente para Italia del Consejo Central de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, y en 1921 fue designado prelado doméstico por Benedicto XV.

    El papa Pío XI lo designó simultáneamente arzobispo de Areopoli y enviado oficial para Bulgaria el 3 de marzo de 1925. El 19 de marzo de 1925 Angelo Giuseppe Roncalli fue consagrado arzobispo titular de Areopoli; eligió como su lema episcopal "Obedientia et Pax". 

    Una vez finalizada la guerra fue nombrado nuncio en París por el papa Pío XII.  En 1952, Pío XII le nombró patriarca de Venecia. Al año siguiente, el presidente de la República Francesa, Vicent Auriol, le entregaba la birreta cardenalicia. Roncalli  brillaba ya con luz propia entre los grandes mandatarios de la Iglesia. Sin embargo, su elección como papa tras la muerte de Pío XII sorprendió a propios y extraños.

    Adoptó el nombre de Juan XXIII. Pero a pesar de ser Papa, se mantuvo como siempre, hombre que gozaba de la vida, de las charlas interminables, de la amistad y de las gentes del pueblo. Dentro de su pontificado, Juan XXIII redacto dos encíclicas muy importantes: Mater et Magistra y Pacem in terris.

    Poco antes de su muerte, Juan XXIII convocó un nuevo concilio eclesial: el Concilio Vaticano II.  Pablo VI, su sucesor y amigo, declaró tras ser elegido nuevo pontífice que la herencia del papa Juan XXIII no podía quedar a medias, siendo este último quien fuera el que recogiera todos los frutos del Concilio Vaticano II. Casi cuatro décadas después, en el año 2000, Juan XXIII fue beatificado por el Papa Juan Pablo II; y, el 27 de abril de 2014, ambos fueron canonizados por el papa Francisco. Caracterizado por un notable sentido del humor, en Italia se recuerda a Juan XXIII con el cariñoso apelativo Il Papa buono («el papa bueno»).  Listado completo de Santos