Visitación de la Bienaventurada Virgen María

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    San Lucas en su Evangelio 1, 39-45, narra el relato bíblico de la visitación de María, Virgen a su prima Isabel. En este misterio  de la Visitación, san Lucas muestra cómo la gracia de la Encarnación, en cuanto primer anuncio, se prolonga en alegría y gozo cuando María inundada de esta gracia especial acude presurosa a  la casa de Isabel para hacerla a ésta partícipe de tal noticia. De este modo podríamos decir que el primer anuncio del ángel invitando a María a llenarse de la gracia de Dios se prolonga en un segundo anuncio revelando el misterio salvífico que va a ocurrir en cuestión de meses. Cristo,  el Salvador de los hombres oculto en el seno de su Madre en poco tiempo se manifestará  todos los hombres. El evangelista, describiendo la salida de María hacia Judea, como una levantada. De nuevo se pone en píe, se levanta y se pone en camino. El texto evangélico refiere, además, que María realice el viaje "con prontitud" (Lc 1, 39). También la expresión «a la región montañosa» (Lc 1, 39), en el contexto evangélico de Lucas permite pensar a modo de reflexión  en el mensajero de la buena nueva descrito en el libro de Isaías: «¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: Ya reina tu Dios!» (Is 52, 7).

    En el pasaje bíblico de la Visitación, la Virgen María  lleva a la madre de Juan el Bautista, el precursor de Cristo, la noticia alentadora de la salvación. Son nuevos tiempos los que se acercan. Las mismas palabras de Isabel expresan a modo de oración, una nueva respuesta a un nuevo saludo acogido virginalmente y desde el interior del vientre: «Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo saltó de gozo el niño en mi seno» (Lc 1, 44). Esta fiesta litúrgica que hoy celebramos, hasta la reforma actual del Calendariam Romanum (decretada por Pablo VI el 14 de febrero de 1969) se celebraba el 2 de julio y en muchas localidades donde es su fiesta patronal se sigue celebrando en su antigua fecha. Pero como esa fecha es posterior a la del nacimiento de Juan el Bautista (24 de junio), en la reforma del calendario tras el Concilio Vaticano II se trasladó al 31 de mayo, con lo que también supone el cierre del mes de mayo, que la Iglesia tradicionalmente dedica a María. En sus orígenes, la fiesta fue introducida en 1263 por San Buenaventura, general de la Orden Franciscana específicamente para su Orden. Con el crecimiento de ésta también la fiesta se fue divulgando y el Papa Pío V la introdujo en el calendario de la Iglesia universal. Listado completo de Santos