Es uno de los momentos más entrañables de la fiestas en honor a la Virgen del Prado. Son los más débiles y necesitados en su cuerpo, también en ocasiones los más necesitados de esperanza y consuelo, los que nos da una lección de fe, de esperanza y de profunda confianza en Dios a través de la Virgen María, nuestra Madre del cielo.
La Caravana Blanca comenzó por iniciativa del que hace cincuenta años era capellán del Hospital Provincial, el sacerdote D. José Ballesteros. Él animó a un grupo de enfermos ingresados en el hospital a realizar una ofrenda de flores a la Virgen del Prado y a rezar ante ella; los animó a poner en oración sus sufrimientos, su enfermad, su dolor… Lo ayudaron aquella primera vez las Hijas de la Caridad, que aún trabajaban en el Hospital Provincial, y varias enfermeras. Ofrecer flores a la Virgen María, tiene la simbología profunda de que con ellas ofrecemos nuestra propia vida, también nuestros dolores, nuestros sufrimientos, desengaños y desencuentros. Ahí, muchas veces, está la belleza de vidas llenas de amor.
Desde aquel primer año han pasado cincuenta y cinco años en los que la Caravana Blanca ha ido creciendo en participación de enfermos y voluntarios.
La Hospitalidad Diocesana de Lourdes es la que organiza anualmente este encuentro de fe y de esperanza ante la Virgen del Prado con muchas instituciones y personas que colaboran en el traslado de los enfermos de sus domicilios hasta la Catedral.
El lunes, 13 de agosto, a las 19’00 h., en la Catedral, el nuestro obispo, D. Gerardo Melgar, presidirá la Eucaristía de la Caravana Blanca en la que enfermos y voluntarios ofrecerán su debilidad, su dolor y su enfermedad a las manos maternales de la Virgen María.