El 27 de septiembre, anualmente, celebramos la Jornada Mundial del Turismo y la Iglesia se une a ella expresando sus sentimientos con un mensaje, publicado en esta ocasión por el muevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
Como la Asamblea General de las Naciones Unidas ha proclamado 2017 «Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo», el tema para la jornada de este año está relacionado con esta proclamación: el turismo sostenible como instrumento de desarrollo.
La Iglesia es consciente de que en «todo su ser y obrar está llamada a promover el desarrollo integral del hombre a la luz del Evangelio». En este anhelo se une a la sociedad civil sabiendo que toda actividad humana debe encontrar eco también en el corazón del creyente.
El turismo es un fenómeno de tanta categoría que son muchas las personas implicadas, los puestos de trabajo que genera, los beneficios que ofrece y el futuro esperanzador cada vez en aumento. Implica aspectos sociales, económicos, políticos, culturales y espirituales. Nuestro propio país es testigo de esto.
Siendo esto cierto los cristianos también debemos ofrecer nuestra contribución para que el turismo pueda ayudar al desarrollo de los pueblos, incluso de los más pobres, a las relaciones fraternas entre los hombres y culturas y a la defensa de una ecología sostenible.
Como cosa concreta nos recuerda el mensaje que «el tiempo de vacaciones no puede ser, de hecho, pretexto para la irresponsabilidad ni para la explotación, sino tiempo noble en el que cada uno puede enriquecer su vida y la de los demás».
Que los riesgos y peligros que también conlleva el turismo no aminoren el valor que debemos dar a esta realidad en aumento a nivel global y se convierta cada vez más en vehículo de nuevas oportunidades en bien de la familia humana.
Por Antonio Guzmán Martínez
Aquí puedes leer el mensaje para la jornada del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral