Los jóvenes celebraron la XXVI Marcha de Adviento

«Abba, Padre», fue el lema de la XXVI Marcha de Adviento que congregó a más de 400 jóvenes el pasado 29 de noviembre en Porzuna.

El delegado de Pastoral con jóvenes de la diócesis, Marcos Sevilla, explica que dedicar la Marcha de Adviento al Padre (Abba), se inserta dentro de la propuesta que ha hecho la delegación en la programación pastoral, en la que se trabajará este curso la persona del Padre, y en sucesivos años el Hijo y el Espíritu Santo.

Calificó esta vigésimo sexta marcha como «muy especial», al ser la «bienvenida al nuevo obispo», la primera vez que se reúne con los jóvenes y participa con ellos en una actividad de pastoral juvenil.

Además, agradeció la acogida que brindó la comunidad de Porzuna, «un pueblo pequeño en comparación con otros de nuestra diócesis, pero que nos ha acogido con los brazos abiertos, han sido muy hospitalarios y se están entregando».

El objetivo de la Marcha de Adviento, explicó también Marcos Sevilla, es el mismo desde que se comenzó a celebrar, ayudar a los jóvenes a preparar la Navidad con el Adviento, rezar juntos, aprender y convivir buscando que la Marcha «sea semilla para que nuestros jóvenes evangelizan a otros jóvenes». Además, añadió que «hay mucho que hacer en esta diócesis y lo más precioso que tenemos es el vivirlo en comunión, en familia».

En la mañana de la marcha acompañó a los jóvenes Fran Ramírez, nuevo director de la Subcomisión Episcopal para la Juventud y la Infancia de la Conferencia Episcopal Española. Calificó la Marcha de Adviento —en la que no había participado, pero que conocía desde hace años— como un refuerzo en «el calendario que vamos provocando en las diferentes actividades de pastoral con jóvenes, para que la relación con el Señor vaya creciendo y vaya sumando enteros». El director de Juventud insistió en la importancia de este tipo de actividades extraordinarias que «provocan el encuentro con Dios», pero «que nos llevan a la parroquia, […] donde los jóvenes son protagonistas, punta de lanza, donde los jóvenes tienen que liderar los procesos de pastoral en las parroquias, donde los jóvenes tienen que aportar esa transparencia, esa frescura y esa luz para ser realmente la llama de Cristo».

De San Isidro a San Sebastián

La jornada comenzó en la ermita de San Isidro, con la animación de los jóvenes de la parroquia de La Asunción de Tomelloso. Allí, tras la acogida y la presentación de la marcha, comenzó la peregrinación hasta Porzuna con la cruz de los jóvenes portada por los peregrinos desde la ermita.

Una vez en Porzuna, los jóvenes se dirigieron al templo de San Sebastián, mártir, donde el párroco Pascual García Martínez, saludó a todos los jóvenes en nombre de la comunidad parroquial.

Después, se celebró el acto de bienvenida al obispo, don Abilio Martínez Varea, que por primera vez compartía una Marcha de Adviento con los jóvenes de la diócesis.

Tras rezar todos juntos ante el sagrario, comenzó la actividad «Tengo una pregunta para usted», en la que los jóvenes pudieron cuestionar al obispo sobre temas sociales, religiosos y humanos que les preocupan. Junto al obispo, respondía también las preguntas de los jóvenes Fran Ramírez, director de Juventud de la Conferencia Episcopal.

Tengo una pregunta para usted

El obispo, don Abilio Martínez Varea, y el director de Juventud de la Conferencia Episcopal Española respondieron durante casi dos horas a las preguntas de los jóvenes sobre distintos temas que les preocupan. De este modo, tanto el obispo como Ramírez hablaron sobre vocación, acompañamiento, primer anuncio, noviazgo, adicciones, participación de los jóvenes en las decisiones de la Iglesia, nuevos movimientos, herramientas de evangelización o presencia en redes sociales. Además, preguntaron sobre la próxima JMJ de Seúl o el nuevo Proyecto Marco de Pastoral con Jóvenes, que el director de la Subcomisión, explicó y resumió, insistiendo en que es un documento publicado por los obispos, pero trabajado por jóvenes de toda España.

El obispo explicó su vocación, que nació en la parroquia «en unos años en los que la fe se vivía de forma muy natural». Y precisamente fue esto lo que subrayó, la maduración de la vocación en un ambiente de parroquia, de fe, de Iglesia. En otro momento, y también refiriéndose a la vocación, aconsejó a todos los jóvenes contar con el acompañamiento en la vida cristiana, para no caminar a solas y tener la ayuda de alguien con quien confrontar las decisiones y ayude en el discernimiento. Les insistió, además, en que estuvieran cerca de las situaciones de sufrimiento, sobre todo estando presentes, ofreciendo una palabra de fe cuando sea necesario, una fe que nos ayuda a ser felices». Y siempre siendo conscientes de que «Jesús está con nosotros en todo momento», dijo.

Por su parte, Fran Ramírez insistió, en varias de sus respuestas a los jóvenes, en que busquen siempre estar dentro de la parroquia como comunidad de referencia. En este sentido, les aconsejó que, con su vitalidad y «alegría», se insertaran en la comunidad aportando toda la ilusión de la juventud, «las ganas», y que insistieran a los sacerdotes para tener lugares y medios de vivir la fe y de participar en la vida parroquial. Además, les pidió estar «en la calle», como el lugar propio en el que deben anunciar a Jesucristo. Recalcó que, a pesar de lo que se diga, los jóvenes cristianos «no son pocos» y, además, trabajan mucho y son «normales». Dentro de esa «normalidad», ven y viven de otro modo porque se han encontrado con Cristo. Por eso les pidió que estén presentes en todos los ambientes, sin esconder su fe y aportando su visión sobre la vida y la revolución interior y exterior que trae consigo el encuentro con el resucitado.

Talleres, confesión y vigilia

Por la tarde, después de la comida y la animación del grupo Puro Linaje de Herencia, los participantes en la marcha se distribuyeron por varios talleres formativos y de experiencias.

Tras la cena, que ofreció también la parroquia de Porzuna, el grupo se reunió en el pabellón deportivo, donde tuvo que celebrarse la vigilia a causa de la falta de espacio en el templo parroquial. Este momento de la Marcha es el más esperado por los jóvenes cada año. En esta ocasión, se compuso de cuatro momentos en los que se vio reflejada la imagen de Dios Padre a lo largo de la Historia de la salvación. Con una representación teatral y con la música de la Coral Diocesana, la vigilia introdujo a todos los jóvenes en unos momentos de oración y reflexión íntimos y comunitarios.

Tras la lectura de la Palabra, el obispo se dirigió a los más de 400 jóvenes con una invocación al Espíritu Santo para que «renueve la cara de mi vida ante el espejo de la Palabra» y sea «mi guía y mi aliento, mi fuego y mi viento, mi fuerza y mi luz».

Después, don Abilio invitó a los jóvenes a «escribir el Adviento con las letras del abecedario», con la a de agradecimiento, con la be de buscar el bien común por encima de los intereses personales, con la jota de juzgar a los otros por lo que son y no por lo que tienen o con la equis, incógnita que invita a la búsqueda constante de la verdad.

Terminó sus palabras dirigiéndose a la Virgen: «Eres toda belleza, María. En ti se hizo carne la Palabra de Dios. Ayúdanos a estar siempre atentos a la voz del Señor. Que no seamos sordos al grito de los pobres, que el sufrimiento de los enfermos y de los oprimidos no nos encuentre distraídos, que la soledad de los ancianos y la debilidad de los niños no nos dejen indiferentes […]. Escucha nuestra oración. Atiende a nuestra súplica. Que el amor misericordioso de Dios en Jesús nos seduzca. Que la belleza divina nos salve a nosotros. A nuestras parroquias y al mundo entero», concluyó.

Después de las palabras del obispo, se expuso el Santísimo, con una oración en silencio acompañada en algunos momentos por los cantos de la coral.

Al final de la vigilia, tras la bendición con el Santísimo, se hizo la reserva acompañada por los danzantes de Porzuna, que cada año acompañan al Santísimo en el Corpus Christi por las calles de la localidad. Y lo hicieron también sobre una alfombra, arte efímero que brinda la localidad cada año al Señor en la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Precisamente a los danzantes se refirió el obispo en la despedida, sintiéndose emocionado por «esta tradición preciosa» y por cómo se «han arrodillado haciendo la genuflexión ante el Señor». Aprovechando este momento que ofrecieron los danzantes, pidió a los jóvenes hacer «también la genuflexión ante el Señor y ponerse de rodillas ante los pobres. Tenemos también que arrodillarnos ante el anciano, ante el enfermo, ante el que no llega al fin de mes, porque el Señor también está presente en los que lo pasan mal. Que tengáis feliz Santa Adviento y Feliz Navidad», concluyó.