Confirmados: «Llamados a ser testigos valientes de Cristo»

El sábado 24 de mayo se celebró en Manzanares el I Encuentro Diocesano de Jóvenes Confirmados, una jornada festiva y formativa organizada por la Delegación de Pastoral Juvenil de la diócesis de Ciudad Real. Participaron adolescentes y jóvenes de toda la diócesis que han recibido el sacramento de la confirmación durante este curso o que lo recibirán en los próximos meses.
 
El objetivo de la convivencia, explicó Marcos Sevilla, delegado de Pastoral de Juventud, es «reunir a todos estos jóvenes que reciben el sacramento de la confirmación para relanzarlos en la misión en sus parroquias y ambientes, animarlos a formar parte de grupos de referencia en sus comunidades y fomentar la vida de oración y servicio a los demás»».
 
El encuentro se celebró en la parroquia de Nuestra Señora de Altagracia y comenzó con la acogida de los participantes. Al mediodía, el obispo de Ciudad Real, don Gerardo Melgar, presidió la misa, en la que participaron todos los jóvenes.

Durante las ofrendas de la eucaristía, se presentó el Santo Crisma que se usará en la confirmación de los jóvenes y que fue consagrado en la pasada Misa Crismal. Será el aceite que, sobre la cabeza de los jóvenes, «nos dará la gracia para actuar en nombre de Cristo», leyó uno de los jóvenes participantes mientras se hacía la ofrenda del aceite. «Supone para nosotros —continuó— la aceptación de un compromiso, de la misión de ser testigos de Cristo ante todo el mundo».
 
En la homilía, el obispo destacó que la confirmación no es una meta, sino una continuación de la vida cristiana «para ser testigos libres y valientes de Jesús en el mundo» cumpliendo «los compromisos que adquirimos por el bautismo».
 

«Los testigos son aquellos que manifiestan con su vida lo que dicen con su palabra»


Dirigiéndose a los jóvenes, don Gerardo los animó a no esconder su fe: «Hoy no es fácil, nunca ha sido fácil ser testigo de Jesús […] ¿Y cómo lo hacemos? Pues a través de nuestra propia vida. Es nuestra vida la que convence. No tenemos que olvidar que hoy las personas, todos, creemos mucho más aquellos que hacen lo que dicen. Los testigos son aquellos que manifiestan con su vida lo que dicen con su palabra».
 
Para ser testigo de Jesús, el obispo puso el ejemplo de la Virgen María, que «estuvo atenta siempre a saber qué quería Dios de ella y al mismo tiempo atenta a las necesidades que tenían los demás. Estuvo al servicio del plan de Dios». Pidió a los jóvenes ponerse al servicio de Dios del mismo modo y responder «cuenta conmigo. Aquí estoy para lo que haga falta». Para cumplir esta misión, dijo, Dios no nos deja solos, «él nos lleva de su mano».
 
Ser testigo, continuó, es complicado y puede dar miedo, como fue complicado para los apóstoles, «todos los discípulos tuvieron un antes y un después de recibir el Espíritu Santo. Antes eran unos timoratos, unas personas que tenían miedo a todo […]. Nosotros también tenemos miedo, pero tenemos que ser discípulos a plena luz del día».
 

«El sacramento de la confirmación no es ninguna broma, es un compromiso que adquirimos con la recepción del Espíritu Santo»


Además, insistió en la ayuda de Dios y pidió a los jóvenes la oración para «que allí donde no llegue nuestra capacidad, nos ayude la oración que hacemos al Señor. Al Señor le interesan todas nuestras cosas. Nada hay en nuestra vida que no le interese a Jesús que nos ayuda para que el testimonio que damos tenga su fruto y produzca nuevos creyentes que se interesan por el Señor, que saben que no pueden vivir sin Él y que además ponen de su parte todo lo que sea necesario para poder hacerlo».

«Esto os deseo: que este día de convivencia os sirva para profundizar un poco más en lo que vais a recibir: el sacramento de la confirmación, que no es ninguna broma, es un compromiso que adquirimos con la recepción del Espíritu Santo. Él se compromete con nosotros también para que aquello que le prometemos nos salga bien, y aquello que necesitamos nos lo da el Señor», concluyó.
 
Por la tarde, después de la comida, se organizaron talleres centrados en los dones del Espíritu Santo, en los que los jóvenes reflexionaron sobre cómo estos dones pueden guiar su vida y misión como cristianos.

Para culminar el encuentro, los asistentes se dirigieron al Gran Teatro de Manzanares, donde disfrutaron del musical Original, el paso de Carlo, sobre la vida del beato Carlo Acutis, representado por jóvenes de la diócesis de Cuenca. El espectáculo gustó a los asistentes, muchos de los cuales ven en Carlo un referente cercano de santidad juvenil.