«Asamblea de llamados a la misión»

Del 7 al 9 de febrero, el pabellón Madrid Arena de Madrid acogió el Congreso de Vocaciones. Organizado por la Conferencia Episcopal Española y con el lema ¿Para quién soy? Asamblea de llamados para la Misión, el evento sirvió para que 3000 participantes reflexionaran en torno a la vocación.

Los participantes, son representantes de diócesis, congregaciones y movimientos que, después del congreso, llevarán a cada realidad la reflexión y el planteamiento vocacional que se propuso.

El grupo de la diócesis de Ciudad Real lo encabezó el obispo, don Gerardo Melgar. Junto a él, participaron laicos, sacerdotes, matrimonios y religiosos; un total de treinta personas, la mayor parte de ellas de menos de 35 años, tal y como se pedía desde la organización del congreso.

La inauguración fue en la tarde del viernes, con la proyección del videoclip del himno del congreso, Para quién soy yo, compuesto por el grupo Hakuna. Los periodistas María Ángeles Fernández y Fran Otero presentaron la sesión inicial, invitando a los participantes a reflexionar sobre frases del himno que interpelaban al público.

Después, un grupo de Valencia dirigió la oración, tras la que tuvieron lugar los saludos protocolarios: el obispo de Madrid, José Cobo, como diócesis anfitriona; José Manuel García Cordeiro, arzobispo de Braga y responsable de Vocaciones y Jóvenes en el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa; Bernardito Auza, nuncio apostólico en España, y Luis Argüello, presidente de la CEE.

Argüello, en su intervención inicial, resumió el propósito del congreso desde los términos del lema Asamblea de llamados para la misión, deseando que los participantes pudieran decir: «Señor, he descubierto un nuevo yo, el yo comunitario, el yo eclesial, el yo ungido. El yo que es un nosotros que queremos ofrecer a nuestros contemporáneos que anhelan también trascender los yoes cerrados, los nosotros enfrentados, y vivir un abrazo de un nosotros que aquellos que nos reunimos cada domingo a rezar juntos Padre nuestro, podemos vivir y ofrecer».

El papa Francisco también se unió a la celebración del congreso, enviando un mensaje en el que dio las gracias a todos los que trabajan por la vocación en España y animó a los participantes a vivir su vocación con alegría y compromiso.

A continuación, Ana Samboal y Alfonso Alonso-Las Heras presentaron la ponencia marco inicial, que recogió el trabajo en común anterior al congreso. Destacaron que la razón de realizar el congreso es ofrecer la certeza de que «Dios sigue amando y llamando» [...]. La vocación es el regalo que Dios nos dona junto a la vida, que debemos descubrir y a la que hay que responder».

La jornada del viernes concluyó con una vigilia de oración. Carlos Escribano, obispo de Zaragoza y presidente de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida se dirigió a los congresistas. Terminó sus palabras con una pregunta: «¿Cuál es tu rumbo, Iglesia que peregrinas en España? ¿Cuál es tu rumbo? ¿Hacia dónde vas? Y lo pregunto en este auditorio porque está la Iglesia de Jesucristo, presente. Estamos los ministerios, los carismas, los obispos, los sacerdotes, los religiosos, las religiosas, los laicos. Somos el pueblo de Dios misionero», dijo.

Talleres y experiencias

Durante la jornada del sábado se sucedieron los talleres y las cuatro ponencias de los itinerarios de los talleres, pronunciadas por Eloy Bueno de la Fuente, catedrático de la Facultad de Teología del Norte; José Luis Albares Martín, profesor titular del Centro Universitario Cardenal Cisneros; María Concepción Isart Hernández, de la Universidad Católica de Valencia, y María José Castejón Giner, del Instituto Secular Siervas Seglares de Jesucristo Sacerdote.

Tras las dos ponencias, de la mañana y de la tarde, se desarrollaron los 64 talleres, en torno a los cuatro itinerarios: Palabra, Comunidad, Misión, Sujeto; en los que participaron los 3000 congresistas asistentes.

Esta segunda jornada terminó con el festival musical, en el que participaron Shemá, Marta Mesa, Hermanas Pobres de Santa Clara, dos intérpretes del musical Sueños y Hakuna Group Music.

Ponencia final y misa de envío

El domingo comenzó con el rezo de laudes, al que siguió la ponencia final, presentada por María Ruiz y Alfonso Salgado. «El pueblo santo de Dios es un pueblo vocacional y es un pueblo de soñadores. El Dios que llama y hace soñar es el Dios de la historia», dijeron. En el discurso, con varios vídeos de lo vivido en el encuentro, definieron la reunión como «una fiesta del Espíritu porque hemos experimentado que toda vocación cristiana, asumida y entregada, es un mensaje de alegría para la Iglesia y para el mundo, un mundo que en ocasiones muestra un rostro avocacional o incluso antivocacional».

Al mediodía se celebró la eucaristía de envío, que presidió el obispo de Valladolid y presidente de la CEE, Luis Argüello. Concelebraron los obispos, sacerdotes y religiosos junto con todos los participantes en el congreso.

Se dirigió a los «hermanos laicos, Pueblo santo de Dios, que venís a la eucaristía a caer en la cuenta de que este pueblo tiene la forma de un cuerpo, el cuerpo de Cristo». A la vida consagrada, «que realizáis ensayos para que este pueblo peregrino pueda seguir una senda. Nos ofrecéis ensayos de alabanza, de fraternidad, de acoger a los que están tirados en las cunetas de la historia.
Peregrinando vais delante, pero vais tantas veces en medio y detrás de nosotros». A los «queridos matrimonios, Iglesia doméstica, que hacéis presente el amor singularísimo que Cristo tiene a su esposa, la Iglesia, a nosotros, la Iglesia, esposa de Jesucristo», dijo.
Invitó a todos a acoger la invitación del Señor, que nos dice Duc in altum, «rema mar adentro», para hacer su voluntad.

Terminó la homilía con una petición: «Acordémonos de quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde somos convocados. Duc in altum, a lo alto, a lo ancho, a lo hondo, para responder a la pregunta «¿para quién soy yo?» Ya sabemos la respuesta: para el Señor en los hermanos. Bendito y alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha convocado en esta liturgia de alabanza», concluyó.

Con la misa de envío finalizó el Congreso de Vocaciones, que busca, a partir de ahora, impulsar y consolidar en cada una de las diócesis un servicio que anime la vida vivida como vocación y promueva los distintos caminos vocacionales.

En nuestra diócesis

Juan Serna, rector del Seminario y uno de los miembros de la Delegación de Vocaciones de nuestra diócesis, valora la «experiencia de encuentro de la Iglesia de España, gente de todas las diócesis, de distintas edades, sobre todo jóvenes, de muchos carismas, de distintos movimientos, congregaciones, el obispo, jóvenes, matrimonios, niños, religiosas, seminaristas». Todo ha hecho, explica, que «la experiencia sea muy rica y todos vengan con mucha alegría».

Serna valora, junto la opinión del resto del grupo de Ciudad Real, la calidad de los talleres, con variedad y la «experiencia vocacional diferente que te hacía pensar». Todo «hacía visible que la vocación en la Iglesia no es una cosa abstracta o ideal, sino que es una realidad vital que mucha gente puede compartir y puede hablar en primera persona y presentar su vocación como cristiano, no solo como religioso o como sacerdote, sino como cristiano en distintos ámbitos o en distintas áreas de servicio a la Iglesia, de servicio al mundo, de una presencia cristiana en la sociedad, en la cultura, etc».

Además, el grupo de Ciudad Real ha convivido, «compartido el viaje y eso nos ha ayudado a ir intercambiando opiniones y a proponer cosas que se pueden hacer en la diócesis», explica Juan Serna Cruz.