La Conferencia Episcopal Española ha organizado un Congreso de Vocaciones que tendrá lugar en Madrid entre el 7 y el 9 de febrero. A este encuentro están convocados casi tres mil congresistas, representantes de todas las diócesis, congregaciones y movimientos de la Iglesia. El rector del Seminario, Juan Serna, que pertenece a la Delegación de Vocaciones de nuestra diócesis, nos habla sobre esta iniciativa.
El Congreso de Vocaciones es un evento organizado por la Iglesia en España que se celebrará en Madrid los días 7-9 de febrero, y al que están convocados en torno a tres mil congresistas, representantes de todas las diócesis, congregaciones y movimientos de la Iglesia española.
«La Iglesia es el fruto de la llamada que Jesús hace a todos a seguirlo; respondiendo a su llamada, los cristianos somos enviados al mundo con una misión evangelizadora»
El lema del encuentro es
Asamblea de llamados para la misión, lo que nos da una idea de los objetivos de esta celebración. En primer lugar, hacer visible que la Iglesia es el fruto de la llamada que Jesús hace a todos a seguirle; respondiendo a su llamada, los cristianos somos después enviados al mundo con una misión evangelizadora. Así pues, en el
Congreso nos haremos presentes cristianos de toda la Iglesia de España para dar testimonio de nuestra llamada y para fortalecer nuestra misión.
En segundo lugar, otra clave de este encuentro es precisamente la inquietud vocacional; somos cristianos porque somos llamados, porque el Señor nos convoca a seguirlo. Y esta llamada toma formas diversas, porque son muchos los reflejos que el Hijo de Dios despierta en la humanidad al encarnarse. En este Congreso se quiere también fortalecer la preocupación de la Iglesia por promover todas las vocaciones, por cuidar a los llamados, por ofrecer cauces renovados para establecer una cultura vocacional.
Desarrollo del Congreso
El
Congreso está configurado como un encuentro para la reflexión, la oración, el testimonio y la celebración festiva. Se abrirá el viernes día 7 con una conferencia marco, que recoge la reflexión que se ha venido haciendo previamente en los distintos grupos diocesanos en torno a dos inquietudes. En primer lugar, se nos ha pedido reconocer las oportunidades y las dificultades que podemos encontrar en el contexto actual para que cada cristiano pueda reconocer su propia vocación; la contribución de nuestra diócesis señalaba como oportunidades la fidelidad de tantos cristianos a su propia vocación y la cercanía de personas que ayudan, especialmente a los jóvenes, a escuchar la voz del Señor y a reconocer su propia vocación; por otro lado, en el ámbito de las dificultades encontramos que a veces vivimos nuestra fe de manera individualista, sin referencias comunitarias, y también que desde las comunidades cristianas no siempre sabemos responder a la sed que mueve la búsqueda de muchas personas, especialmente de los jóvenes.
«Somos cristianos porque somos llamados, porque el Señor nos convoca a seguirlo»
En segundo lugar, se nos pedía hacer alguna propuesta para cultivar la dimensión vocacional de la vida cristiana. Nosotros hemos sugerido que haya un mayor esfuerzo de acompañamiento a los jóvenes, que los acompañamientos sean más personales y que las comunidades se esfuercen por animar y apoyar a los cristianos a superar los miedos que pueden aparecer en el planteamiento vocacional.
La jornada del sábado día 8 se dedicará casi totalmente a conocer distintas experiencias y testimonios vocacionales, desde la vocación sacerdotal y religiosa hasta la vocación matrimonial y familiar; testimonios y experiencias de vocaciones a la enseñanza, servicio, la acogida, la oración, el estudio o el acompañamiento, por ejemplo. El Congreso terminará el día 9 con la presentación de las conclusiones y la eucaristía final.
«Cultura vocacional»
En el año 1997 se celebró en Roma un Congreso sobre las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada en Europa, del que nació un documento titulado Nuevas vocaciones para una nueva Europa. Desde entonces se viene hablando de la necesidad de generar en la Iglesia una «cultura vocacional». Con este concepto se quiere insistir en la recuperación de valores olvidados o arrinconados en la conciencia cristiana: la aceptación de la vida como un regalo de Dios, la gratitud, el sentido de la propia limitación y al mismo tiempo la confianza en uno mismo y en los demás, la libertad, el perdón, el afecto, la confianza en la gracia de Dios aun viéndose sobrepasados por las exigencias de la llamada, la responsabilidad ante el don recibido, el deseo de vivir para «otro» y para otros, la capacidad de preguntarse «para quién soy yo», que es en definitiva la gran pregunta que orienta el Congreso de Vocaciones. La convicción de fondo es que si hay pocas vocaciones cristianas al sacerdocio, la vida consagrada o el compromiso familiar y laical en sus distintas dimensiones no es por dificultades exteriores (por ejemplo, porque la cultura no lo favorezca) sino principalmente por la debilidad de la conciencia cristiana ante las exigencias de nuestra vocación a la santidad.
Participación diocesana
En el Congreso participaremos veintiocho personas de la diócesis, juntamente con don Gerardo, para representar la variedad de vocaciones. La gran mayoría de ellos tiene menos de 35 años: sacerdotes jóvenes y seminaristas, jóvenes de parroquias, matrimonios jóvenes y novios, estudiantes, maestros, laicos que trabajan en el ámbito de la educación, del compromiso social, de la catequesis, de la política, y también varias religiosas y miembros de CONFER diocesana. Con el Congreso se pretende también que, después del encuentro, los congresistas de cada diócesis puedan conformar un grupo de promoción de la pastoral vocacional diocesana.
Por Juan Serna Cruz