«El gran tema es el trabajo. A los 30 años de la aprobación del documento La Pastoral Obrera de toda la Iglesia» fue el lema de las XXX Jornadas Generales de Pastoral del Trabajo que se celebraron los días 23 y 24 de noviembre en el Centro Internacional Teresiano Sanjuanista (CITeS) de Ávila. Asistieron seis miembros de la delegación de Pastoral Obrera de la diócesis de Ciudad Real.
«Las jornadas estuvieron marcadas por su carácter celebrativo, de acción de gracias por el camino recorrido y por referentes como Antonio Algora Hernando, obispo responsable del Departamento de Pastoral Obrera entre 1990 y 2020», explican desde la delegación de Pastoral Obrera. El encuentro fue, además, un espacio de diálogo y reflexión compartida, a la escucha de «los signos de los tiempos» ante un cambio de época, «con la mirada puesta en las víctimas de este sistema economicista y tecnocrático». «Nos encontramos —continúan los participantes— ante un retroceso en el reconocimiento de los derechos laborales logrados históricamente, negando la dignidad del trabajo. Muchas personas son invisibilizadas, descartadas. Se han instalado la desigualdad y la indiferencia que rompen la fraternidad e impiden el diálogo social».
Para las jornadas se contó con la presencia de Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que habló de «la pastoral del trabajo en la pastoral general de la Iglesia». Por otro lado, Emilce Cuda, teóloga y secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina, ayudó a profundizar en «el trabajo en el pontificado de Francisco». Fernando Díaz Abajo, sacerdote y director del Secretariado de Pastoral Obrera de la CEE entre 2009 y 2015, ahondó después en La pastoral del trabajo, Iglesia en salida, tal y como tituló su intervención.
Las jornadas han supuesto un nuevo impulso para un ejercicio renovador del mensaje de la Iglesia con respecto al trabajo. En ese sentido, la transversalidad del trabajo es un elemento que une a diversas pastorales y «nos sentimos especialmente llamados a colaborar en esta misión», explican desde la Pastoral Obrera de nuestra diócesis. Por último, añaden que la celebración del Jubileo Peregrinos de la Esperanza refuerza como Iglesia el compromiso de «ser signos tangibles de esperanza para los hombres y mujeres del mundo obrero y del trabajo, desde la promoción de la dignidad de toda persona y el respeto de la creación. Recorramos juntos, juntas, senderos de justicia, en los que sembrar el Evangelio en la vida, mostrando el rostro sufriente de Cristo desde la cercanía encarnada que nos sigue preguntando: «¿Dónde está tu hermano?». ¡No nos dejemos robar la Esperanza!»