El 3 de octubre, el Seminario acogió los actos de inauguración del curso tanto en el Seminario Diocesano como en el Instituto de Teología de Ciudad Real.
[Puedes ver un resumen de la misa en vídeo en este enlace]
La jornada comenzó con la misa, que presidió el obispo, don Gerardo Melgar. Junto a él, concelebraron formadores y profesores. Alumnos, otros profesores, autoridades y familiares de los estudiantes llenaron la capilla mayor para la misa.
En la homilía, don Gerardo comentó tres objetivos diocesanos para el curso: el próximo Año Jubilar, la promoción de las vocaciones sacerdotales y el acompañamiento a la familia cristiana.
Respecto al jubileo que celebraremos en 2025, el obispo se refirió al lema, Peregrinos de esperanza, con el que el «Papa, hace una llamada a la esperanza en nuestra vida de cada día y en nuestra vida cristiana y evangelizadora. Una llamada a renovar en el mundo, en la Iglesia y en cada uno de nosotros la esperanza, para ser hombres de verdad, peregrinos de esperanza».
Don Gerardo pidió a todos que no se viva en el desánimo «ante el ambiente laicista en el que nos movemos». Pidió renovar la esperanza «en la misión, renovando y afianzando nuestra fe y nuestra confianza en el Señor. El año 2025, como jubileo de la esperanza, debe ser para todos los bautizados una llamada a renovar nuestra esperanza, nuestra ilusión y nuestro celo pastoral, renovando y madurando nuestra fe y metiendo mucho más a Dios en nuestra propia vida y en nuestra acción evangelizadora».
Respecto al segundo objetivo, la promoción de las vocaciones sacerdotales, hizo un llamamiento a todas las comunidades, advirtiendo que «no somos conscientes de que los sacerdotes no salen por generación espontánea, sino en la comunidad cristiana». Dios sigue llamando y pidiendo a algunos de nuestras comunidades cristianas «que dediquen su vida entera y sin reservas a su servicio y al servicio de los hermanos».
«No somos conscientes de que los sacerdotes no salen por generación espontánea, sino en la comunidad cristiana»
Además, las vocaciones, dijo don Gerardo, nacen en las familias cristianas, que «deben estar dispuestas a ayudar a sus hijos en el discernimiento vocacional y en la animación de la vocación».
En este sentido, advirtió: «Dios sigue llamando hoy. No es que no haya llamadas de Dios. No hay respuestas porque, tantas veces, a los futuros seguidores de esa llamada de Dios, los dejamos solos o incluso les quitamos las ganas de que sigan por ese camino». Por eso, dijo a la asamblea que la llamada de Dios se produce a través de «cada uno de nosotros», por lo que todos los cristianos «debemos preguntarnos qué debemos hacer para animar a jóvenes y menos jóvenes a que puedan sentir esta llamada, a que se planteen el sacerdocio como una posibilidad donde pueden ser felices».
Pidió a los sacerdotes que hagan pastoral vocacional con su ejemplo y el «testimonio de una vida vivida con generosidad y con alegría».
«Todos los cristianos y seguidores de Cristo debemos sentirnos corresponsables en la animación de las vocaciones sacerdotales, de tal manera que crezca el número de seminaristas de nuestra diócesis», dijo. Además, advirtió de que si no hay un número suficiente de seminaristas peligra la existencia del Seminario, «para ir, sin más remedio, a formar parte de otro seminario, desapareciendo de la realidad diocesana».
Sobre el tercer objetivo, el acompañamiento a la familia cristiana, don Gerardo dijo que es «una tarea que nos compete a todos [...]. Debemos sentirnos llamados a poner cada uno de nuestra parte lo que sea necesario para lograr esta evangelización de nuestras familias».
Después de la homilía, los profesores sacerdotes del Instituto y del Seminario hicieron la profesión de fe ante el obispo.
A continuación, comenzó en el salón de actos el acto académico con las palabras del rector del Seminario, Juan Serna Cruz. Se hizo eco de las palabras del obispo sobre la necesidad de las vocaciones sacerdotales, una «situación que pone de manifiesto nuestra capacidad como Iglesia para acompañar y alentar entre los jóvenes la diferentes vocaciones». Lamentó que «las pocas vocaciones sacerdotales podrían ser un reflejo de cierto desinterés vocacional que, de ser cierto, terminaría debilitando a la Iglesia».
Después de las palabras del rector, el profesor y filósofo Juan Villegas leyó la lección inaugural del curso, titulada Cultura del asombro para una filosofía del sentido.
Después, intervino el obispo, que dio por iniciado oficialmente el curso académico 2024/2025. La entrega de becas y diplomas a estudiantes del Instituto Teológico cerró el acto académico.