La catedral de Ciudad Real acogió, el pasado 15 de diciembre, la entrega de la Luz de la Paz de Belén, este año con el lema Luz para iluminar a las naciones.
[Puedes ver algunos momentos de la celebración en este vídeo]
Se trata de una actividad de los scouts católicos, que encienden una llama en el lugar en el que se recuerda el nacimiento de Jesús en Belén. Desde allí, la llama se lleva a Viena —los scouts austriacos fueron quienes crearon esta actividad— y se distribuye por todos los países.
Este año, llegó a Murcia, desde donde se distribuyó por las diócesis. La actividad, que hace tan solo unos años era minoritaria, se ha hecho un hueco en la celebración de la Navidad en la diócesis de Ciudad Real, con presencia en la mayor parte de las parroquias de la provincia. Además, la celebración en la catedral, cada año congrega a más fieles para recoger la Luz de la Paz.
El obispo, don Gerardo Melgar, presidió la celebración en el templo, y fue el encargado, junto a varios sacerdotes, de repartir la luz entre los asistentes.
«La luz viene para iluminar, para iluminarnos por dentro a cada uno de nosotros, para que cambiemos actitudes que no se corresponden con lo que Jesús espera encontrar en nuestro corazón», comenzó diciendo don Gerardo, que describió la llegada de la luz como «una llamada de Jesús a que abramos el corazón y dejemos que nos transforme en aquello que quiere que seamos».
«Cuando recibimos la luz —continuó—, recibimos un nuevo impulso para vivir la fe, una nueva llamada del Señor a ser creyentes y a vivir de acuerdo con la luz de Jesús».
Refiriéndose al lema de la entrega de la luz este año, Luz para iluminar a las naciones, el obispo describió la luz como un regalo que Dios nos ofrece, pero que no nos impone: «Nos ofrece la luz y el que la recibe deja de caminar en tinieblas, deja el pecado para vivir de acuerdo con esa luz que es Dios».
«Cuando recibimos la luz, recibimos un nuevo impulso para vivir la fe, una nueva llamada del Señor a ser creyentes y a vivir de acuerdo con la luz de Jesús»
Don Gerardo explicó que la luz es la fe, que también ha de ser repartida, «la fe es un don que tenemos que contagiar a los demás», a los que viven de espaldas a Dios: «Tenemos que ser nosotros con nuestra vida los que les ayudemos a plantearse esa fe, a que la luz de Cristo brille también en ellos».
En este sentido, se refirió a la conmemoración del nacimiento de Cristo en estas fechas como algo que continúa hoy en cada cristiano, puesto que «Dios nace hoy en el corazón de cada uno de nosotros haciéndonos hijos de Dios [...] que saben que tienen un Padre que los quiere, que los perdona, que se interesa por sus cosas, que se interesa por su vida. No estamos solos frente a un mundo que vive por otros caminos, estamos con el Señor».
En compañía del Señor, él quiere que colaboremos en su obra. Así, la recepción de la luz es «un compromiso que adquirimos para vivir la fe».
Con la luz en la vida, aquellos que no crean en Dios han de preguntarse al ver a los cristianos por su fe: «La luz la recibimos precisamente para llevarla a otros sitios, para comunicarla».
La recepción de la luz es «un compromiso que adquirimos para vivir la fe»
«Que el Señor nos ayude a ser de verdad en esta Navidad y durante toda nuestra vida luz que alumbra a aquellos que se acercan a nosotros y que les hace cuestionarse sobre quién es Dios para ellos», concluyó.
Después de esta celebración, la Luz de la Paz se ha repartido esta Navidad en hogares, residencias de ancianos, hospitales y en las prisiones de la provincia.