El pasado domingo, 11 de junio, se celebró la solemnidad del Corpus Christi en Ciudad Real, con la misa y la procesión que presidió el obispo, don Gerardo Melgar.
[Puedes ver un vídeo de la celebración en este enlace]
La catedral se llenó para la celebración, con una participación superior a la de los años previos a la pandemia. Junto al obispo, concelebraron el vicario general, el cabildo y varios sacerdotes de Ciudad Real, junto a religiosos marianistas y salesianos. Como es tradicional, participaron varios caballeros de las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, relacionados históricamente con nuestra diócesis.
En las palabras que dirigió a los fieles, don Gerardo habló de «tres amores» en la fiesta del Corpus Christi: «El amor a Cristo realmente presente en la eucaristía, el amor a tantos Cristo rotos, encarnados en los pobres […] y el amor de quienes saben adorarle presente en la eucaristía y socorrerle en los más pobres».
«En esta festividad Cristo recorre nuestras calles y nuestras plazas, y los que creemos en su presencia real en la eucaristía, nos arrodillamos y adoramos a su paso. La procesión con Jesús Sacramentado en la custodia es una verdadera proclamación en la calle de que, en este mundo que se niega a admitir a Cristo, Él está presente en medio de nosotros, que nos cuida y cumple su promesa de estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo», dijo. Invitó a todos a expresar «gratitud y adoración» ante la eucaristía, para que adoremos a Cristo como «nuestro único Dios y Señor, al que queremos rendir todo honor y gloria».
«La Iglesia ha unido en esta solemnidad la adoración a Cristo Sacramentado con el Día de la Caridad, el día de Cáritas, la caridad de la Iglesia»
Junto a la adoración a Dios, don Gerardo advirtió que no sería la expresión de un amor auténtico «si estuviéramos olvidando a tantos cristos rotos que conviven en todo momento junto a nosotros, en los pobres, en los enfermos, en los desahuciados de la sociedad, en los sin techo y los necesitados y abandonados de lo que sea». Con todos ellos se identifica, continuó, el mismo Jesús «que nos amó hasta entregar su vida por nosotros».
«La Iglesia ha unido en esta solemnidad la adoración a Cristo Sacramentado con el Día de la Caridad, el día de Cáritas, la caridad de la Iglesia» cuya misión es «auxiliar y salir al paso de las necesidades de los que sufren necesidad y sienten también la necesidad de ayuda». Recordó el lema de Cáritas para este día,
Tú tienes mucho que ver. Somos oportunidad. Somos esperanza, «una llamada a todos los cristianos a la generosidad, no solamente en la colecta de hoy, sino durante todos los días de nuestra vida». En el mismo sentido, insistió en que cada cristiano «tiene mucho que ver en la solidaridad cristiana «que permite a Cáritas dar respuesta a las necesidades de tantas personas y familias».
«Seamos solidarios y compartamos con quienes más lo necesitan, porque de nuestra generosidad depende su vida y cada uno de ellos. Tenemos mucho que ver cada uno de nosotros en todos ellos. Con todo, en este día y en esta solemnidad del Corpus Christi, celebramos también la fiesta de cuantos son manos samaritanas para los pobres, la fiesta de todos cuantos están dispuestos a ayudar a los que sufren para darles su abrazo de amor a través de su generosidad, desprecio, desprendimiento y entrega».
Concluyó la homilía invitando a todos a vivir como «buenos samaritanos» de las personas «más heridas y necesitadas del ungüento de nuestra caridad».
Después de la misa, el Santísimo se trasladó a la custodia procesional, que pasó por las calles de Ciudad Real junto a los niños de la capital que han celebrado su Primera Comunión este año, representantes de Cáritas, hermandades, grupos parroquiales, Adoración Nocturna y la Hospitalidad de Lourdes. Justo delante del paso con el Santísimo, desfilaron los caballeros de las Órdenes militares y los sacerdotes de la ciudad, religiosos y el cabildo de la catedral. Tras el Santísimo, el obispo, don Gerardo Melgar; el vicario General, Jesús Córdoba; el presidente del cabildo, Bernardo Torres; el canónico Juan Carlos Fernández de Simón, y el presidente del Real Consejo de las Órdenes Militares, don Pedro de Borbón Dos Sicilias y de Orleans. Les seguían autoridades políticas, militares, de las Fuerzas de Seguridad, así como decenas de fieles y la banda municipal de música.
Durante todo el recorrido, hermandades, asociaciones culturales y ONG como Manos Unidas, dispusieron alfombras de sal para el paso de la eucaristía. Dos horas después, el obispo impartió la bendición con el Santísimo, concluyendo una de las celebraciones del Corpus con más participación.