Después de dos años suspendida por la pandemia, la procesión del Corpus Christi volvió a las calles de nuestros pueblos y ciudades el domingo 19 de junio.
En la capital, Ciudad Real, la misa del Corpus previa a la procesión comenzó en la catedral a las siete de la tarde. Una eucaristía que presidió el obispo, don Gerardo Melgar, con la presencia de sacerdotes del cabildo y de toda la ciudad y el acompañamiento de los caballeros de las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, que tradicionalmente participan en la eucaristía y procesión del Corpus en la ciudad.
Don Gerardo, en la homilía, recordó en primer lugar el septuagésimo quinto aniversario que Cáritas celebra este año. Una institución especialmente relacionada con la eucaristía y con la solemnidad del Corpus, día en el que los voluntarios tradicionalmente salen a las calles a hacer las cuestaciones celebrando el Día de la Caridad.
El obispo explicó que el Corpus es «la conmemoración de la entrega de Jesús por nosotros, hecho pan partido y sangre derramada para el perdón de los pecados. La eucaristía nos habla de la presencia real de Cristo entre nosotros. Jesús se ha quedado hasta el fin de los tiempos con nosotros y ha querido hacerlo con el signo más elocuente y cercano de todos los de todos los tiempos», dijo. Esta presencia y entrega de Cristo, continuó, «es también la fuente y el origen del compromiso cristiano. Y del amor que debemos tenernos unos a otros y, especialmente, a los más necesitados. En la eucaristía encontramos los creyentes la raíz y el alimento de la caridad cristiana».
«Comulgar con el Cuerpo de Cristo no solo es comulgar con su persona, sino comulgar también con su estilo de vida, con sus actitudes. Una de las actitudes fundamentales y características de la vida de Jesús fue precisamente su cercanía a los pobres y a los oprimidos, a los últimos»
En este mismo sentido insistió en que «comulgar con el Cuerpo de Cristo no solo es comulgar con su persona, sino comulgar también con su estilo de vida, con sus actitudes. Una de las actitudes fundamentales y características de la vida de Jesús fue precisamente su cercanía a los pobres y a los oprimidos, a los últimos». Esta debe ser la característica de los seguidores de Jesús, «en esto conocerán que sois mis discípulos. Somos lo que damos, somos amor», resumió, citando el lema de Cáritas para el Día de la Caridad de este año e invitando a toda la comunidad a ayudar a los pobres siguiendo la llamada de Cristo: «Comulgar con el Cuerpo de Cristo debe llevarnos a comprometernos, a comulgar también con los hermanos y sus necesidades».
Después de invitar a toda la comunidad a compartir, animó a los fieles a salir a la calle para confesar públicamente la fe. «Proclamemos ante el mundo con nuestro respeto y con nuestra adoración a Cristo Sacramentado que Él sigue con nosotros. Que se interesa por todos y cada uno de nosotros. Nuestras cosas y nuestras preocupaciones y que, ante todo y sobre todo, nos sigue amando a pesar de que nosotros tantas veces no lo merezcamos, dijo.
Una vez terminada la celebración en la catedral, se expuso el Santísimo en el paso, recorriendo después las calles de la ciudad junto a los niños que han hecho este año su primera comunión, Cáritas, Hospitalidad de Lourdes, representantes de hermandades, autoridades y el grupo de los caballeros de las órdenes militares, además del acompañamiento musical de la Agrupación Musical de Ciudad Real. Varios grupos elaboraron altares y alfombras de sal para el paso del Santísimo durante todo el recorrido procesional.