El pasado 3 de abril, Cáritas Diocesana de Ciudad Real celebró su décima Asamblea en las instalaciones del Seminario Diocesano. La jornada comenzó con la recepción y acreditación de los asistentes, continuando con la eucaristía que presidió el obispo, don Gerardo Melgar. Acto seguido, el obispo fue el encargado de abrir el turno de saludos ya en el salón de actos del Seminario, que continuó la directora diocesana de Cáritas, Conchi Aranguren, seguida por vicepresidente de Cáritas Española, Enrique Carrero.
A continuación, tomó la palabra el secretario general de Cáritas Diocesana, Ángel Ruiz-Moyano, que hizo el informe de gestión. Tras un breve receso, la consejera y directora interparroquial de Ciudad Real, Consuelo Almodóvar, presentó la evaluación del plan estratégico que durante los últimos tres años ha sido la hoja de ruta de la institución.
Los integrantes de la asamblea son el Consejo Diocesano, los directores de las Cáritas interparroquiales y parroquiales de la provincia y los delegados arciprestales. Estos son los miembros que tienen derecho a voto y fueron, por tanto, los encargados de aprobar las prioridades que en los próximos tres años van a ser el eje de la actividad de Cáritas Diocesana de Ciudad Real.
Prioridades de Cáritas para los próximos tres años
De entre diez posibilidades, la asamblea eligió las cuatro más votadas. La primera prioridad tiene que ver con los jóvenes: «fomentar la captación de agentes voluntarios, especialmente personas jóvenes». Esta prioridad se centra en «la necesidad, no solo de incorporar personas a los equipos de Cáritas, sino en trabajar para renovar las motivaciones y los compromisos, sobre todo después de esta etapa compleja que estamos viviendo de crisis sanitaria», explican desde Cáritas.
En segundo lugar, la asamblea votó por la organización del trabajo con cinco realidades, sentando las bases para el desarrollo de proyectos con «personas inmigrantes en situación irregular, refugiados, mujeres en contexto de prostitución, viviendo y brecha digital». Esta prioridad, explican, «nace a raíz de los últimos acontecimientos derivados de la crisis sanitaria, social y económica, así como los que se darán tras la crisis de Ucrania, por eso vislumbramos la necesidad de fomentar proyectos en esta línea».
La tercera prioridad más votada fue «mejorar la presencia de los servicios diocesanos en los territorios, especialmente en las zonas rurales». En concreto, Cáritas explica que esta prioridad es un trabajo a recuperar, para tener de nuevo más presencia de Cáritas en las zonas rurales «fomentando la animación comunitaria, por eso es una propuesta necesaria en un contexto de despoblación y de afloramiento de brechas de todo tipo», dicen.
«Establecer las estrategias necesarias para el desarrollo de acciones encaminadas a la denuncia profética» es la cuarta y última prioridad para los próximos tres años. Se quiere, en continuidad con el trabajo que ya se venía haciendo, «denunciar las situaciones de injusticia y proponer alternativas a las instituciones».
Estos serán los ejes centrales de la acción de Cáritas en los próximos tres años, objetivos para la actividad de la institución que continuará acompañando a las personas más pobres de nuestra sociedad.