El obispo ha bendecido el nuevo centro Siloé de Cáritas

Desde hace algunos días, los participantes del proyecto de intervención terapéutico-educativa de personas con adicciones Siloé de Cáritas, disfrutan de unas nuevas instalaciones que el obispo, don Gerardo Melgar, ha bendecido esta mañana. Durante el acto, el obispo ha agradecido el trabajo que realiza Cáritas con este colectivo para conseguir la reinserción social y por tenderles la mano y ayudarles a reconstruir su vida.

Por su parte, Conchi Aranguren, directora de Cáritas Diocesana, ha destacado el gran paso que da cada una de las personas que participan en el proyecto al escoger la senda correcta que, como creyentes, entendemos que es el camino cristiano.

Por otro lado, el equipo de trabajadores y voluntarios de Cáritas en el centro, se ha mostrado satisfecho con las nuevas instalaciones, al tratarse de un lugar acogedor y que a la vez permite trabajar, tanto de forma grupal como con la terapia individual. Actualmente, el centro cuenta con el 80 % de las plazas cubiertas, esperando que el próximo mes se cubra el 100 %.

El programa se inició en 1997

El programa de personas con problemas de drogadicción nació en 1997 como respuesta de Cáritas Diocesana de Ciudad Real al problema de las adicciones, fiel a su compromiso con las personas más desfavorecidas, en concreto con un colectivo excluido y altamente vulnerable.

Desde entonces se trabaja con un modelo de intervención terapéutico-educativa que promueve la integración, ayudando a que los participantes reconozcan sus potencialidades personales, promoviendo el crecimiento de la persona.

¿Por qué un nuevo centro residencial?

Tras el periodo de confinamiento a causa de la pandemia, Cáritas entendió que necesitaba contar con un centro residencial que cumpliera las necesidades para el desarrollo del proyecto.

En concreto, se necesitaba un lugar con zonas de trabajo amplias, dónde poder realizar los talleres y el trabajo grupal, que contara con un patio exterior con espacio para poder realizar deporte y actividades al aire libre. Además, era necesario que el centro tuviera un número de habitaciones suficientes para acoger a diez personas.

Este centro acoge a personas con problemas de drogadicción, mayoritariamente poli-toxicomanías alejadas de la red socio-sanitaria o con reticencias a la misma, con múltiples intentos fallidos en otros programas de droga. Además, suelen tener escasa motivación para el cambio y las adicciones que padecen suelen ser una consecuencia más de su proceso de exclusión social.