Continuamos comentando los párrafos más importantes del Documento Preparatorio del Sínodo de los obispos. Hoy, el párrafo 26.
La pregunta fundamental que guía esta consulta al Pueblo de Dios es la siguiente: en una Iglesia sinodal, que anuncia el Evangelio, todos «caminan juntos»: ¿cómo se realiza hoy este «caminar juntos» en la propia Iglesia particular? ¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer en nuestro «caminar juntos»?
Para responder se invita a:
a) Preguntarse sobre las experiencias en la propia Iglesia particular que hacen referencia a la pregunta fundamental.
b) Releer más profundamente estas experiencias: ¿que´ alegrías han provocado?, ¿que´ dificultades y obstáculos se han encontrado?, ¿que´ heridas han provocado?, ¿que´ intuiciones han suscitado?
c) Recoger los frutos para compartir: ¿dónde resuena la voz del Espíritu en estas experiencias?, ¿que´ nos esta´ pidiendo esa voz?, ¿cuáles son los puntos que han de ser confirmados, las perspectivas de cambio y los pasos que hay que cumplir?, ¿dónde podemos establecer un consenso?, ¿que´ caminos se abren para nuestra Iglesia particular?
En los números anteriores del Documento sobre el Sínodo que estamos comentando aquí nos hemos aproximado a los fundamentos teológicos que inspiran y sostienen la celebración de este Sínodo: la condición comunitaria de la Iglesia, la llamada a la misión, la guía del Espíritu Santo…
A partir de ahora, el Documento nos va a ofrecer las vías concretas para el desarrollo del Sínodo. En muchas de nuestras parroquias se están realizando ya los encuentros de oración y diálogo que se proponen. Es el momento de reunirse para escuchar la voz del Señor y para reavivar en nosotros la pertenencia a la Iglesia, para aportar nuestra voz y para sugerir los nuevos caminos de misión evangelizadora.
La pregunta básica sobre la que gira la reflexión del Sínodo es la que leemos en este número. La pregunta comienza con una constatación: la Iglesia es un pueblo en camino, en el que todos caminamos juntos. Esto es precisamente lo que se ha expuesto en los números anteriores. Sobre este punto de partida, se pregunta: ¿cómo vivimos este «caminar juntos» y qué pasos tenemos que dar en esta dirección?
Es el momento de reunirse para escuchar la voz del Señor y para reavivar en nosotros la pertenencia a la Iglesia
No se trata, como vemos, de una reflexión teórica. Es más bien una mirada a nuestra vivencia de la comunidad cristiana, a nuestra experiencia comunitaria. Por eso, lo que se pide es, ante todo, reconocer experiencias: en qué momentos vivimos más nuestra participación en la Iglesia, en qué momentos sentimos que «algo no encaja», qué experiencias tenemos de proyectos comunes que se han realizado, etc.
Solo reconociendo en nuestra experiencia las semillas de sinodalidad, de camino en común, podemos hacer después una relectura para valorar lo que más alegría nos provoca, o lo que más inquietud nos deja… A la luz de esta valoración tendremos que realizar un discernimiento para proponer lo que, a nuestro parecer, es más importante cuidar en el momento actual. Hacer este camino común es justamente lo que pretende el Sínodo.
Por Juan Serna Cruz