Juan Serna, encargado de la fase diocesana del Sínodo, comenta los párrafos más importantes del Documento Preparatorio del Sínodo de los obispos.
Cornelio es un pagano, presumiblemente un romano, centurión (oficial de bajo grado) del ejército de ocupación, que ejerce una actividad basada en la violencia y la prepotencia. Sin embargo, se dedica a la oración y a la limosna, es decir, cultiva su relación con Dios y se preocupa por el prójimo. Precisamente el ángel entra sorprendentemente en su casa, lo llama por su nombre y lo exhorta a enviar —¡el verbo de la misión!— a sus siervos a Haifa para llamar —¡el verbo de la vocación!— a Pedro. El texto se refiere, entonces, a la narración de la conversión de este último, que ese mismo día ha recibido la visión en la cual una voz le ordena matar y comer de los animales, algunos de los cuales son impuros. […] El apóstol queda profundamente turbado y, mientras se pregunta acerca del sentido de lo ocurrido, llegan los hombres mandados por Cornelio, que el Espíritu le indica como sus enviados. […] Pedro acepta comer junto con los paganos el alimento que siempre había considerado prohibido, reconociéndolo como instrumento de vida y de comunión con Dios y con los otros. Es en el encuentro con las personas, acogiéndolas, caminando junto a ellas y entrando en sus casas, como él descubre el significado de su visión: ningún ser humano es indigno a los ojos de Dios y la diferencia instituida por la elección no es preferencia exclusiva, sino servicio y testimonio de dimensión universal.
El Documento Preparatorio del Sínodo nos propone ahora considerar una escena del Nuevo Testamento para iluminar los trabajos del diálogo, la escucha y el discernimiento. Se trata del encuentro entre san Pedro y Cornelio, narrado en Hechos 10, 1-48. Es el primer testimonio de la apertura de la Iglesia a los pueblos gentiles, esto es, a los pueblos que no pertenecían a Israel.
En este texto se narra que tanto Cornelio como san Pedro tienen, cada uno a su manera, una manifestación de Dios, que les invita a salir al encuentro. Cornelio, por medio de un ángel, quiere conocer a san Pedro. Por su parte, san Pedro se siente movido por el Espíritu Santo a acoger a los enviados de Cornelio y a acompañarlos.
El episodio del encuentro entre san Pedro y Cornelio resume el camino que vamos a realizar en este sínodo
El Espíritu Santo mueve a los dos hombres a buscarse y a ponerse mutuamente a la escucha. Cornelio, que buscaba a Dios y practicaba la oración y la limosna, se convierte al evangelio y recibe el bautismo. Pero san Pedro, firme defensor de las tradiciones judías, también se convierte de algún modo y entiende que el evangelio no está ligado a unas tradiciones culturales particulares, porque Dios acepta a todo el que le ama y practica la justicia. En la apertura al Espíritu Santo, en el encuentro y la mutua escucha, ambos se convierten y abren la misión de la Iglesia.
Para el Documento Preparatorio, el episodio del encuentro entre san Pedro y Cornelio resume el camino que vamos a realizar en este sínodo: nos sentimos movidos por el Espíritu Santo a acoger a los demás, sabiendo que a través de ellos también nos llega la voz de Dios; estamos dispuestos a superar nuestra propia forma de ver las cosas, a convertirnos, para contemplar juntos de un modo más profundo el evangelio.
Por Juan Serna Cruz