La Navidad en la misión

Ángel Almansa Rodríguez es misionero diocesano de Ciudad Real en Nicaragua y nos cuenta cómo son las navidades lejos de su tierra pero muy cerca de todos los cristianos de la misión.

Se aproximan mis segundas navidades en Nicaragua. Las primeras fueron en Bluefields, en la costa caribeña. Las segundas aún no tengo claro si las pasaré en Juigalpa, la diócesis que me ha acogido, o en Managua, donde se encuentra el Seminario Interdiocesano de Teología, que es donde me destinó la Conferencia Episcopal Nicaragüense y donde habitualmente resido.

Managua, como todas las ciudades del mundo, refleja en este tiempo el fenómeno de la globalización. Los centros comerciales se diferencian poco de los de cualquier otro lugar (las mismas marcas y los mismos adornos) y, en las calles, la decoración navideña está orientada a suscitar el consumo, con la diferencia de que, ante la desigualdad social y la pobreza que existe, muchos anuncios parecen grotescos.
En Bluefields descubrí una hermosa tradición: las posadas. Una popular manera de preparar la Navidad a modo de novenario. Bien temprano, antes de amanecer, los cristianos se reúnen para sacar en procesión las imágenes de la Virgen embarazada y San José. Con ellas, cada día, visitan la casa de un particular, un convento o una parroquia, pidiendo posada. Los villancicos y el diálogo cantado entre los que llegan y los que aguardan en aquel lugar crea un ambiente realmente hermoso. Tras compartir la oración, también se compartirá el desayuno, creando la fraternidad que sirve de cuna a Jesús para hacerse presente.

Feliz llegada del Mesías a vuestra comunidad y a vuestros hogares.
 

Por Ángel Almansa Rodríguez