Fermín Gassol Peco, director de Cáritas Diocesana de Ciudad Real, nos habla de la celebración del Día de la Caridad en este Corpus Christi en el que Cáritas nos invita con el lema de la jornada a que Seamos más pueblo.
Celebramos la solemnidad del Corpus Christi marcados aún por una pandemia a nivel mundial y, que si bien ha afectado a millones de personas sin respetar su condición, la han sufrido en mayor medida quienes carecían de los bienes más básicos.
Históricamente, los momentos de crisis sociales profundas, provocadas por elementos de distinta índole, han servido para modificar comportamientos y encontrar nuevas fórmulas y métodos para el progreso, adecuando y mejorando la calidad de las situaciones y acciones a realizar. En nuestro caso, para habilitar nuevas formas con las que acoger y ayudar a las personas que acuden a nuestras Cáritas.
Dos se me antojan necesarias y llenas de futuro: la confianza y la promoción de las personas empobrecidas.
Es en esa dirección por la que debemos caminar de manera determinante. Dotar a las personas acogidas de herramientas que les faciliten cierta autonomía a la hora de elegir la manera de cubrir sus propias necesidades y focalizarlas en la promoción personal. Un reto difícil, no siempre comprendido, pero que se antoja como el único trayecto para culminar la salida de sus situaciones de precariedad personal y social.
En este Día de Caridad, compartimos tres ideas importantes:
La esperanza que nos llama a anunciar y construir una nueva normalidad más justa y equitativa para todas las personas desde la esperanza y la oportunidad de hacer la vida nueva y mejor.
Dotar a las personas de herramientas que les faciliten cierta autonomía a la hora de elegir la manera de cubrir sus necesidades
La proximidad que pone en valor esas relaciones de cercanía y cuidado que nos hacen prójimos de las demás personas, que nos ayudan a salir de nosotros mismos con generosidad y solidaridad hacia los demás.
La fraternidad como medicina frente a la pandemia, y su crisis sanitaria y social, que nos ha dejado una sociedad de vidas rotas, marcando un antes y un después en la vida de las personas que atendemos.
Por eso, fomentando lazos de colaboración y ayuda mutua, construyendo comunidad en clave de fraternidad, de relaciones de cuidado, cercana, vinculante, de sostenibilidad, podremos salir de esta crisis. La sociedad se construye desde las comunidades locales, desde las parroquias y comunidades cristianas, donde todas las personas tenemos la responsabilidad de vincularnos y hacernos cargo de lo que acontece.
Gracias a voluntarios, delegados, técnicos, empresas, particulares y distintos colaboradores, el trabajo generoso, la dedicación, el tiempo, la entrega y las aportaciones de todo tipo realizadas durante este año tan atípico y difícil. Y también a todas aquellas personas que han rezado para que nuestra Cáritas sea fiel reflejo del amor que Dios vierte dentro de la Iglesia a los más empobrecidos.
Por Fermín Gassol Peco. Este artículo se publicó en Con Vosotros de 6 de junio de 2021