«La caridad no ha cerrado en pandemia»

Esta mañana se ha presentado en el obispado la memoria de la acción de Cáritas en el año 2020. Con esta memoria se presenta también la campaña de Cáritas para este Corpus Christi, Día de la Caridad, que este año tiene por lema Seamos más pueblo.

El obispo, don Gerardo Melgar, ha iniciado la presentación agradeciendo a toda la sociedad el apoyo que da a Cáritas y al prójimo, mencionando a tantos particulares que han dado lo mejor de ellos mismos durante la pandemia. En este sentido, ha explicado que la crisis del coronavirus ha causado mucho dolor, pero «nos ha dado algunas lecciones que tal vez teníamos un poco olvidados, y es que tenemos que construir esta tierra nuestra con la colaboración de todos. Los desahuciados de la sociedad tienen que tener un lugar privilegiado en nuestro corazón».

«Las necesidades no van a ser menos y por desgracia se van a necesitar muchos medios y ayudas que tienen que salir de nosotros»

Se ha referido a los voluntarios y trabajadores de Cáritas, por «el buen hacer demostrado en los momentos más complicados» para ayudar a los más necesitados de la sociedad. De igual modo ha agradecido la ayuda económica, recordando el fondo solidario que creó el obispado y que ha servido para que «durante este tiempo Cáritas haya podido mantener las prioridades que siempre tiene, la atención a los pobres y más necesitados». Este fondo solidario ha conseguido 226.000 euros, que han servido como una ayuda para atender a las necesidades crecientes en esta época.

El fondo solidario sigue abierto y, tal y como ha dicho don Gerardo, «las necesidades no van a ser menos y por desgracia se van a necesitar muchos medios y ayudas que tienen que salir de nosotros, como cristianos y personas de buena voluntad», por lo que ha llamado a continuar haciendo un esfuerzo para acompañar a todos aquellos que se quedan atrás.
 
Seamos más pueblo
 
Después de las palabras de don Gerardo ha intervenido Fermín Gassol, director de Cáritas Diocesana de Ciudad Real, que ha presentado la campaña que se celebra este domingo del Corpus Christi y cuyo lema es Seamos más pueblo. «Nos gusta pensar que el mundo es un pueblo habitado por más de siete mil millones de personas que se conocen y se ayudan, un pueblo en el que todo lo que ocurre nos importa y nos afecta porque todos somos pueblo de Dios y nadie debería quedarse fuera», ha dicho.

Gassol ha explicado que «si bien la pandemia ha afectado a millones de personas sin respetar su condición económica o social, la han sufrido más quienes carecían de los bienes más básicos». En este punto, ha recordado cómo otras crisis históricas han servido para mejorar comportamientos, explicando que en Cáritas se ha cambiado el modo de atención durante la pandemia, «en nuestro caso habilitando nuevas formas con las que acoger y ayudar a las personas que acuden a nuestras Cáritas».

Se ha referido a la confianza y la promoción de las personas empobrecidas: «Es en esa dirección por la que debemos caminar de manera determinante. Dotar a las personas acogidas de herramientas que les faciliten cierta autonomía a la hora de elegir la manera de cubrir sus propias necesidades y focalizarlas en la promoción personal. Un reto difícil, no siempre comprendido, pero que se antoja como el único trayecto para culminar la salida de sus situaciones de precariedad personal y social».

Un año difícil

Por su parte, el secretario general de Cáritas Diocesana de Ciudad Real, Ángel Ruiz-Moyano de la Torre, ha dado los datos del año 2020, una época muy difícil para los más pobres y, por tanto, un año de mucho trabajo para Cáritas: «Habría que decir que no hemos hecho nada nuevo que no estuviéramos haciendo antes; es decir, atendiendo y acompañando en las dificultades, a las familias y a las personas en situación de vulnerabilidad y exclusión. Atendiendo también a las personas que residen en los centros de inclusión a lo largo y ancho de la diócesis de Ciudad Real».

El secretario ha recordado que las crisis no son iguales para todos, sino que castigan más a los más pobres: «Las personas más frágiles han visto como de manera rápida e intensa han empeorado sus condiciones de vida».

En 2020, Cáritas Diocesana de Ciudad Real atendió en las parroquias a 5708 familias, un 20 % más que el año anterior. De estas, 2005 personas fueron atendidas por primera vez, lo que da un incremento de un 54,3 % de personas que no habían pedido ayuda nunca a la institución.

«Habría que decir que no hemos hecho nada nuevo que no estuviéramos haciendo antes»

En cuanto al número de ayudas prestadas, fue de 15650, principalmente «ayudas de alimentación e higiene, suministros del hogar, pago de alquiler e hipoteca, beca de asistencia a talleres, ayudas económicas, ayudas del servicio de comida a mayores, de transporte, a veces en especie de alimentos, ropa o enseres del hogar».

Otros tipos de ayudas, «si cabe más importantes, son las de la escucha y la atención telefónica. Más de 5.000 intervenciones. Además, se han llevado a cabo visitas a personas y familias vulnerables y en situación de exclusión como temporeros, mujeres en contexto de prostitución, adicciones».

Por otro lado, se realizaron gestiones de trámites sociales y de intermediación con los servicios sociales, «con los que ha habido una coordinación técnica importante. Destacamos que los trámites requieren unos medios personales y técnicos, que no están al alcance de muchas de las personas que atendemos».

Los cinco centros de atención a personas sin hogar y adicciones, permanecieron abiertos, adaptándose a las circunstancias y sin ningún contagio, acogiendo a aquellas personas que ya estaban haciendo el proceso de inserción. Se acogió a 560 personas en los centros de Personas Sin Hogar. Y en el Programa de Adicciones, se acompañó a 241 personas.

Desde el servicio de orientación laboral se atendió a 459 personas, fundamentalmente en la orientación y la gestión de trámites en la búsqueda de empleo o información sobre la situación laboral. En este punto, el secretario ha recordado la brecha digital que padecen las personas que se atiende en Cáritas, muchas de las cuales carecen de un teléfono móvil, de conexión a internet o de habilidades para su manejo.

Ángel Ruiz-Moyano de la Torre ha concluido poniendo de manifiesto que «la Iglesia no cierra» y que, por tanto, «la caridad no cierra» gracias a los voluntarios y trabajadores que han reinventado su modo de ayudar durante la pandemia