El misterio de la entrega de Jesús nos pide capacidad de recibir. Hoy necesitamos abrir nuestras manos para acoger el don que es el mismo Jesús, que el Jueves Santo, en la intimidad de la cena con los amigos (Jn 15, 13-15), se ofrece de tres maneras.
Echó agua y se puso a lavar los pies… Jesús se da a los apóstoles poniéndose a sus pies, mirándolos desde abajo y sirviéndolos en el suelo. El amor no calcula las distancias, y solo el amor explica el gesto. Aunque nos cueste, como a san Pedro, somos invitados a recibir su amor, a dejarnos amar y servir por Jesús. Solo después de recibir el amor de Cristo puede el amor volverse un mandamiento: «Amaos unos a otros como yo os he amado» (Jn 15, 12). A amar se empieza siendo amado, el amor es antes que nada recibir el amor de Jesús.
Además, Jesús comienza a ofrecer en la cena la entrega por nosotros que va a realizar en la cruz. Tomó un pan y lo partió, diciendo: «Esto es mi Cuerpo entregado por vosotros». Jesús se da por completo a Dios, su Padre, y nos permite unirnos con Él a su entrega. Su amor hasta el extremo nos da la vida. La eucaristía es el sacramento de la presencia del Señor que nos permite recibir su amor e incorporarnos a su entrega a Dios y a los demás.
Por último, Jesús se nos da por medio de los apóstoles, a quienes confía el memorial de su amor. El Jueves Santo la Iglesia consagra los óleos con los que los sacerdotes celebran algunos sacramentos, aunque la celebración de la Misa Crismal se adelanta al Miércoles Santo. A través de los sacramentos, Jesús se da a los hombres. En ellos, recibimos el don de su Espíritu que nos unge como a Cristo.
El Jueves Santo nos preparamos para recibir la entrega de Jesús, que la Iglesia hace actual de muchos modos.
Por Juan Serna Cruz
Para la oración
- Lee y medita las palabras de Jesús en la cena según san Juan (Jn 13,1-17,26) y dialoga con Jesús a partir de lo que Él dice.
- Pregúntate cómo recibes a Jesús en la caridad, en la eucaristía, en los sacramentos de la Iglesia, y qué implica eso para tu vida de fe.
Con la cena del Señor la Iglesia se introduce en el Triduo Pascual
Conmemoramos tres misterios de gran importancia para la Iglesia: la institución de la sagrada eucaristía, del sacramento del orden sacerdotal y del mandato del Señor sobre la caridad fraterna. Prosigue la adoración silenciosa ante el sacramento del amor.