Los pasados 23 y 24 de marzo se celebró el noveno encuentro Creo en Herencia, que contó con la asistencia de más de dos mil quinientas personas y la ayuda de más de cien voluntarios.
En esta ocasión, el tema propuesto fue El sentido de la vocación, que los jóvenes transmitieron en la exposición a través de teatros y audiovisuales basados en los cinco sentidos.
De este modo, los jóvenes hablaron del sentido del oído relacionándolo con la vocación profética, en concreto con la tradición de Elías y Samuel. Con el tacto montaron un taller de alfarero, hablando de cómo Dios nos va moldeando y, nosotros, dejándonos moldear con la libertad de ser también artistas en la obra. Con el sentido de la vista hablaron de los magos de Oriente, ellos vieron la estrella, la llamada, y la siguieron hasta llegar al mismo Señor. El olfato abrió la posibilidad de hablar de la experiencia y la propuesta que san Ignacio de Loyola dejó a la Iglesia, interiorizando su «hacerse realmente presente». Aquí también se habló de cómo Cristo está presente en olores que no nos son tan agradables. Para el gusto organizaron una boda, lo que les permitió hacer reflexionar a los visitantes en torno a las bodas de Caná.
«Concluyendo el recorrido del Creo con la Virgen, pudimos resumir y hacer pensar sobre la vocación y las distintas respuestas que damos a lo largo de nuestra vida a la llamada del Señor»
El final del recorrido se encontraba en la iglesia parroquial, donde se hablaba de la Virgen María. «La llamada fundamental y la respuesta en nuestra propia vida siempre encuentra un reflejo en la vida de la Virgen», explicó José Felipe Fernández, sacerdote delegado de Pastoral de Juventud en la diócesis. «De esta manera, concluyendo el recorrido del
Creo con la Virgen, pudimos resumir y hacer pensar sobre la vocación y las distintas respuestas que damos a lo largo de nuestra vida a la llamada del Señor». Por esto, en el templo parroquial de Herencia se podían ver distintos momentos de la vida de la Virgen, su llamada, la llamada a la familia de María, la llamada que recibe para la huida a Egipto, la vida oculta junto a Jesús, la separación de su hijo, las bodas de Caná, el acompañamiento al pie de la cruz… En resumen, «un paralelismo entre la experiencia extraordinaria de la vida de María y lo ordinario de nuestra propia vida, que acaba, con la llamada de Dios, covirtiéndose en un momento extraordinario». Para concluir todo el
Creo, explica el delegado, se meditaba orando el misterio de Pentecostés, «una invitación a salir y seguir anunciando el mensaje del Evangelio».
Camino de los diez años de Encuentros Creo
Los encuentros
Creo surgieron como una actividad juvenil en torno a la preparación de los
Días en las Diócesis previos a la
Jornada Mundial de la Juventud de Madrid. Se pretendió desde el primer momento que los propios jóvenes fueran los protagonistas de la transmisión del mensaje evangélico, de manera que con su creatividad y utilizando siempre distintas disciplinas artísticas, utilizando lo efímero y las obras de arte que ya existen, pudieran dar un mensaje plagado de belleza y profundidad.
En los
Encuentro Creo la belleza va de la mano del mensaje y, en ocasiones, son la misma cosa. Mensaje y belleza recuperan el ánimo histórico de la comunidad cristiana para transmitir la persona de Jesús a través del arte, teniendo en cuenta toda la tradición y la impronta juvenil del momento actual. Es por esto que teatro, audiovisuales, arquitectura efímera y otras disciplinas se unen en estos encuentros en función de la transmisión de la Buena Noticia, siempre incluidas en el arte que nos ha legado la comunidad cristiana. Por eso cada actividad se realiza dentro de templos o en lugares significativos artísticamente. Cuando lo creativo transmite un mensaje siempre nuevo, se logra que cada año la mayor parte de las parroquias de la diócesis quieran estar presentes en el
Creo, recibiendo una catequesis diferente y única.