Una casa de madera, pancartas, piedras y cientos de personas pidieron este jueves en la plaza Mayor de Ciudad Real por los derechos de las personas sin hogar.
Una casa de madera elaborada por los miembros de la Casa de Abraham de Daimiel, el penúltimo paso en el programa de integración que Cáritas dirige en la provincia, junto a los centros de primera estancia de Alcázar de San Juan, Ciudad Real y Puertollano; así como el piso de autonomía de la capital, último momento para la integración. Con esta «casa» se llamaba la atención en la plaza, representando lo que más necesitan: un hogar.
Con las pancartas que sostenían tanto usuarios de los centros (el año pasado se acompañó a 1.668 personas), como trabajadores (32 en este programa) y voluntarios (un total de 158 en toda la provincia), se lanzaron mensajes para pedir el cumplimiento de los derechos: «El trabajo es un derecho, no un privilegio»; «Juntos es posible»; «No somos invisibles» o «Derechos fundamentales ya».
Las piedras sirvieron para una dinámica preparada por los alumnos del Módulo de Integración Social del IES Atenea de Ciudad Real. Sobre ellas estaban escritos sentimientos de las personas sin hogar: «dolor, ansiedad, culpa» y, unidas, formaron la palabra «derechos», el objetivo de la campaña, que viene celebrando Cáritas desde hace 25 años.
Cientos de personas guardaron silencio durante un minuto, representando en la ruidosa plaza Mayor la situación que se vive en la calle. Al grupo se sumaron personas de todos los centros de Cáritas en la provincia, para celebrar la jornada con el lema «todos somos personas, tenemos derechos, nadie sin hogar».
Además de las palabras de Carmen Nieto, coordinadora del programa en la provincia, intervino una de las personas que actualmente está en Casa de Abraham para leer el manifiesto de la jornada, donde las personas sin hogar (el manifiesto se escribió a partir de reuniones con ellas) explican lo que son: «ciudadanos, seres humanos, padres, madres, hijos, trabajadores, enfermos, sanos…». Además, enumeran los derechos que tienen: «a la vida, a la libertad, a hospitales, trabajo...»; concluyendo con sus peticiones: «a las administraciones los recursos necesarios […], a todos, la visualización de la problemática…»; y con sus compromisos, porque ellos toman parte en la solución del problema. Una de las frases más impactantes del manifiesto es cómo describen su situación: «A veces sin techo, pero siempre sin hogar».
Aquí puedes ver los actos de la campaña sin hogar 2017 por toda la diócesis.