Ayer la Catedral acogió la Eucaristía de acción de gracias por el 400 aniversario del carisma vicenciano, que celebró en la fiesta de su fundador, san Vicente de Paúl.
En la misa, que presidió el obispo, participaron varios sacerdotes y muchos fieles presentes en las distintas obras vicencianas de la Diócesis.
Monseñor Gerardo Melgar, en su homilía, felicitó a todos los fieles relacionados con el carisma, explicando que «el concepto de Iglesia que san Vicente vivió no fue un concepto estático sino dinámico, que fue evolucionando en él, desde una iglesia jerarquizada y clerical en la que al principio pensaba hacer carrera , hasta su evolución a la Iglesia como pueblo de Dios, buena samaritana de los pobres guiada por el Espíritu Santo, universal y misionera». De esta forma, presentó su figura como un «un verdadero profeta en la forma de entender la Iglesia».
Además, monseñor Melgar subrayó que la esencia del carisma vicenciano «consiste en seguir a Cristo evangelizador y servidor de los pobres, desde cualquier estado de vida o condición, hombre o mujer clérigo o laico, adulto o joven, casado o célibe».
Centrándose en el aniversario que se celebra este año, invitó a la asamblea a «revisar si estamos viviendo la esencia de dicho carisma y rectificar todo aquello que se nos haya ideo quedando por el camino». De be ser una llamada para «retomar con empeño y cariño lo fundamental del carisma y actualizarlo en la vida de cada uno de sus seguidores».
Por último, agradeció a las Hijas de la Caridad su entrega en nuestra Iglesia, mencionando a las últimas comunidades que han cerrado, «la comunidad de Almadén y Brazatortas, que han sido las últimas suprimidas».