El pasado 22 de julio, 5000 jóvenes scout de toda España se reunieron en el campamento Raso de la Nava, en Covaleda (Soria), donde durante diez días celebraron el Jamscout, un gran campamento en el que participaron niños y jóvenes de entre 7 y 21 años.
De nuestra Diócesis, setenta y siete jóvenes de tres grupos scout pudieron vivir estos días de fraternidad, aprendizaje y oración. En concreto, los representantes de Ciudad Real fueron el grupo Álamo, de Almodóvar del Campo; Azogue, de Almadén y Baco, de Socuéllamos.
Esta celebración fue el primer «Jamboree» nacional en los 55 años de historia del Movimiento Scout Católico es España. Un «Jamboree» es una reunión de scout que puede ser nacional, internacional o mundial, idea que creó el propio fundador, Robert Baden-Powel, con el primer encuentro de este tipo, después de la creación del movimiento en 1907. Con el objetivo de pasar unos días de convivencia y trabajo conjunto, en el Jamscout de Covaleda se subrayaron los valores del escultismo: la fraternidad
y el servicio; a través de los que se educa a los más jóvenes para «dejar el mundo mejor de lo que lo encontraron». En este sentido, los scout hicieron servicios a la comunidad durante esos días, arreglando escuelas rurales, caminos, acompañando
enfermos o pintando instalaciones de distintas localidades. En total, 68 actividades de servicio. Además, y en torno al especial cuidado de la naturaleza que procuran los scout, algunos grupos fabricaron cajas de madera para la nidificación de las aves.
Para la ocasión, los participantes construyeron una iglesia de campaña, típica de las construcciones scout, para la que se utilizaron troncos de más de 16 metros de altura. En esta capilla estuvo el altar para la Eucaristía que inauguró el encuentro, presidida por el cardenal de Madrid, Mons. Carlos Osoro. Le acompañaron, entre otros, el obispo de Solsona, Xavier Novell, y el obispo auxiliar de Pamplona-Tudela, Juan Antonio Aznárez.
Además, cada rama scout construyo su propia capilla con los patronos de cada rama: Noé para los castores; san Francisco de Asís para los lobatos; Santiago para los exploradores; san Pablo para los pioneros y san Pedro para los rutas. Con 800 responsables, el campamento tuvo 1200 tiendas de campaña; un centro médico con 3 doctores y 7 enfermeros y más de 20.000 raciones diarias de comida con la ayuda de 60 cocineros.