El pasado viernes los scouts católicos de nuestra Diócesis distribuyeron la Luz de la Paz por toda nuestra Iglesia. El acto tuvo lugar en la catedral, en una celebración presidida por nuestro obispo, monseñor Gerardo Melgar, la tarde del pasado 16 de diciembre.
La Luz de la Paz es una iniciativa de Scouts y Guías de Austria que, con la colaboración de Scouts de diferentes países de Europa y otros continentes, reparten la Luz de la Paz encendida cada año por un niño o niña austriaco en la cueva del Nacimiento de Jesús en Belén. La distribución de la Luz de la Paz a todos los países participantes se realiza desde Viena. Allí, unas semanas antes de Navidad, se reparte la Luz a todas las delegaciones asistentes para que la hagan llegar a sus respectivos países con un mensaje de Paz, Amor y Esperanza. Posteriormente, los Scouts y las Guías la distribuyen por parroquias, hogares particulares, hospitales, residencias de ancianos, prisiones y otras asociaciones de sus respectivos pueblos y ciudades. A España llegó unos días antes de nuestra celebración diocesana, a Logroño, desde donde scouts de nuestra Iglesia trasladaron la luz a Ciudad Real.
A la celebración en nuestra catedral acudieron grupos de scouts y comunidades de toda la provincia, que a su vez llevaron la luz a parroquias, residencias de ancianos e, incluso, a todos aquellos hogares que lo desean. Monseñor Gerardo Melgar, que presidió la oración, explicó por qué la luz es símbolo de Cristo: «Él es la luz que marca el camino de la salvación; la luz que ilumina las oscuridades y los pecados, que deja al descubiertos nuestras pobrezas y miserias; presencia de la salvación para quien espera a Cristo como salvador de su vida y una luz molesta para quien vive en la sombra del pecado y no quiere cambiar de vida».
Además, el obispo habló sobre lo que es necesario para que la luz de Cristo produzca cambios en nuestras vidas, subrayando que debemos recibirlo y dejarlo entrar en nuestra vida, para que ilumine nuestra existencia y le descubramos como el auténtico salvador. En torno a esto, dijo que «es necesario que nosotros seamos también luz para los demás, […] testimonio vivo que deja traslucir la luz de Cristo». Recordando palabras de Juan Pablo II, monseñor Melgar subrayó que el único testimonio para muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo, será el testimonio que den los cristianos: «Desde la acogida de la paz que Él nos ofrece, estamos llamados a ser portadores de paz, creadores de paz en nuestra vida y en nuestros ambientes: en la familia, entre los amigos, entre los que tratamos».
Si deseas tener la Luz de la Paz de Belén en casa, puedes ponerte en contacto con la parroquia.